«Bruselas ya no va a dictar normas sobre asuntos que se conocen mejor en Galicia»

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Ecologista hasta la médula, la griega se va entre reproches del sector por su exceso de celo con el recorte de cuotas

03 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Controvertida en sus propuestas, polémica en sus decisiones y siempre coherente en una política escorada hacia la vertiente medioambiental de la pesca, más que a la parte social y económica. Maria Damanaki (Creta, 1952) se va con los más duros reproches del sector español, que no dudó en elevar su queja a las más altas instancias de la Comisión.

-¿Qué balance hace de sus cinco años de mandato?

-Hace cinco años me comprometí a llevar los stocks hasta niveles sostenibles y estoy satisfecha porque vamos por el buen camino. Más pescado en los mares significa más ingresos para los pescadores. No estoy diciendo que todo sea de color de rosa, y sé que muchos pescadores están pasando por tiempos difíciles, especialmente en Galicia, pero los resultados ya están ahí: en el Atlántico noreste hemos conseguido reducir a la mitad el número de stocks sobreexplotados, desde el 80 % cuando asumí el cargo, al 40 % de ahora. Y hace unas semanas anunciamos un incremento de cuota de casi el 20 % para la anchoa del golfo de Vizcaya, lo que es un alivio después de muchos años.

-¿Está satisfecha con la reforma pesquera que se ha aprobado?

-Hemos sentado las bases para cambiar radicalmente nuestra forma de pescar. Es necesario, porque hemos estado sobrepescando durante demasiado tiempo. Esto es para asegurar el futuro de nuestros pescadores, las comunidades costeras y nuestros recursos y el suministro de alimentos para las generaciones futuras. Esa es la razón por la que quería devolver la toma de decisiones a aquella gente que conoce mejor su industria, su comunidad y sus mares. Ya no se dictarán normas desde Bruselas sobre cuestiones que se conocen mucho mejor en Galicia. Y también quiero que los beneficios económicos a corto plazo no tengan prioridad sobre los consejos de los científicos a la hora de fijar cuánto se puede pescar.

-Galicia es una región especialmente dependiente de la pesca. ¿No habría que alterar la estabilidad relativa para que pueda aprovechar lo que le sobra a otros países?

-Galicia es una región en la que la pesca tiene una importancia superior a la media comunitaria y nacional. Estimamos que la pesca y la acuicultura representan el 1 % del empleo directo y el 1,5 % del valor añadido bruto de Galicia, lo cual es una cifra elevada, pero es claramente inferior a la contribución de otros sectores, como la automoción, la agroindustria o la generación de energía. La reforma pesquera ha recibido el pleno apoyo de todos los estados. Con ella esperamos tener un marco claro para lograr la sostenibilidad, con rendimientos máximos sostenibles medioambientalmente. Espero que el éxito de la Política Pesquera Comunitaria permita que el sector pesquero, entendido en su sentido amplio, se convierta en una fuente de empleo estable y de calidad.

-Sentó mal en Galicia que dijese que por 12 barcos gallegos no merecía poner en riesgo un acuerdo con Mauritania. ¿Firmaría de nuevo un protocolo sin los cefalopoderos, pese a que se ha constatado que hay pulpo?

-Soy consciente de las implicaciones sociales y económicas del protocolo de Mauritania para la flota cefalopodera gallega y lamento profundamente las consecuencias. Los científicos nos dicen que los cefalópodos en el oeste de África están sobreexplotados y los estados costeros afectados prefieren reservar esa pesquería para sus flotas locales. Tenemos que respetar eso. Por tanto, continuamos trabajando con Mauritania para encontrar la fórmula de gestión para recuperar esta población.

-Su política ha sido muy criticada en Galicia e incluso ha motivado la presentación de una queja por parte del sector al más alto nivel porque más que una comisaria de Pesca lo parecía de Medio Ambiente.

-En pocas palabras: la meta de mi política es tener pescado en nuestros mares. Estoy convencida de que eso beneficiará a los pescadores. Estoy de acuerdo en que necesitan apoyo financiero para adaptarse a cambios como la obligación de desembarque. Y una vez que consigamos nuestro objetivo de tener todos los stocks explotados de forma sostenible en el 2020, eso significará más ingresos para los pescadores. Estamos hablando de unos 15 millones de toneladas de pescado más en el mar, lo que significa un 30 % más de empleo y 1,8 billones de euros más solo de ingresos por las capturas. Estamos trabajando con el sector pesquero para alcanzar esta meta y la flota gallega merece nuestra alabanza, porque han ayudado a recuperar la merluza del norte, un pescado básico en los menús españoles.

-Se le acusa también de una falta de vehemencia a la hora de exigir a nivel internacional lo que se le impone a la flota comunitaria, como la política de aletas adheridas. ¿Es consciente de esa discriminación?

-Hemos cambiando la ley para que los tiburones tengan que ser desembarcados con sus aletas. Es difícil sacar adelante esta medida a nivel internacional, pero tenemos que asumir el liderazgo y eso es lo que ha hecho la UE con Belice, Brasil y EE.UU. a través de una recomendación de la Iccat en noviembre del 2013. Este texto no fue aprobado porque algunos países de Asia se opusieron. Pero hemos ganado un apoyo considerable y vamos a seguir promoviendo esta política en casa y en el extranjero.

-¿Está ya dimensionada la flota comunitaria o sobran barcos?

-Con la reforma hemos acordado que cada Estado miembro debe examinar la capacidad de su flota y establecer planes de acción para reducir la capacidad donde crea que es necesario. También nos hemos asegurado de que haya recursos económicos suficientes para financiar a los pescadores si deciden cambiar de actividad.