Mané Calvo García-Benavides: «El acierto es convertir una empresa familiar en una multinacional»

Xosé Ameixeiras
Xosé ameixeiras CARBALLO / LA VOZ

ECONOMÍA

JOSE MANUEL CASAL

Es la cara de la renovación generacional de la cúspide del gigante gallego de la alimentación

20 jul 2014 . Actualizado a las 07:02 h.

Mané Calvo García-Benavides (1968) es el consejero delegado del Grupo Calvo desde el 2006. Es la cara de la renovación generacional en la cúspide del gigante gallego de la alimentación. Nació en Madrid pero su alma es carballesa. La multinacional bergantiñana va viento en popa, con una facturación en el 2013 de 712 millones y un beneficio de 49 millones antes de impuestos. Mané Calvo navegó los mares del mundo con los barcos de la compañía, trabajó y vivió en Brasil, El Salvador e Irán, y conoce cada uno de los rincones de las plantas conserveras de la empresa. Cuando puede, se acerca a Carballo. Esta semana vino a traer a sus hijos a un campamento de surf a la playa de Razo.

-Usted es un heredero del sueño de un carballés. ¿En qué medida Carballo está presente en la primera empresa de alimentación de España y quinta del mundo?

-No se entiende Calvo sin Carballo, desde el abuelo hasta nuestros días. Es donde comenzó todo y es donde realmente ha nacido lo que es importante para mí. Aquí las decisiones no se toman de forma unipersonal nunca. Son decisiones de familia y tomadas de forma colegiada. Esto nos viene de la cultura familiar de Carballo. Se comentan las cosas importantes y las decisiones son familiares. Esto es lo que se heredó del abuelo, y la forma de hacer las cosas.

-¿Y cómo casa esta visión con la necesidad de gobernar una multinacional?

-Es cierto que cada vez es más difícil casar una empresa familiar con una multinacional, pero creo que, como familia, hemos tenido la capacidad y el acierto de coger lo mejor de los dos mundos: ser cercanos con trabajadores y colaboradores, ser gente accesible y próxima y, al mismo tiempo, tomar decisiones de manera profesional. Una compañía que factura 720 millones no se puede gestionar como un grupo meramente familiar y ha de tener otro tipo de órganos de decisión. El acierto es haber convertido una empresa familiar en multinacional, saber dar el salto a la profesionalización, pero sin perder la frescura de ser una familia que está al frente del negocio.

-¿Y en el mercado, qué es lo que distingue a Calvo de sus competidores? Sobre todo de las marcas blancas.

-La diferencia fundamental está en el porqué de las marcas blancas, sin querer atacar a nadie [lo repite varias veces], pero es un hecho: el objetivo de una marca blanca es ser más barata. Mientras que nuestra motivación, y nos jugamos nuestro apellido, es hacerlo bien, mejor, dar un producto diferente. El hecho de que sea barato no es nuestro principal objetivo. ¿Por qué vas a comprar Calvo? Pues porque quieres una calidad mejor y nosotros nos esforzamos por darla.

-¿Cómo lo consiguen, si además hablan de ser sostenibles y respetuosos con los recursos?

-Nosotros entendemos la calidad no solo como la calidad del producto, sino de la compañía y la de sus procesos y de sus trabajadores. Tenemos un código de proveedores. No puede cualquiera vender atún a Calvo. Tienen que cumplir unos códigos, como, por ejemplo, no tener trabajo esclavo. El pescado que adquirimos no puede provenir de barcos ilegales o desconocidos. Nos autolimitamos precisamente para dar una calidad mayor desde el sentido total de la calidad. No se trata solo de la materia prima, que no solo ha de ser buena, como lo ha sido siempre, sino que ahora nos estamos poniendo muy serios con la calidad de toda la compañía, lo que le hemos dado en llamar aquí la calidad total: el empleo de calidad y de confianza, o sea hacer las cosas como tienen que hacerse.

-Debe ser difícil, en plena crisis.

-Sí, pero es nuestro modus vivendi.

-En la primavera del 2012, Bolton Internacional Group se hacía con el 40 % de las acciones de Calvo. ¿Qué ha cambiado en su empresa desde entonces?

-No ha cambiado nada, puesto que la compañía sigue siendo en un 60 % familiar. Y eso no va a variar en ningún momento. La realidad es que ha llegado una gente que nos entiende y nosotros la entendemos. Nos hemos conocido y estamos francamente contentos porque nos enseñamos cosas diferentes los unos a los otros. La gente de Calvo está aprendiendo aquellas cosas que la gente de Bolton sabe hacer mejor que nosotros y pensamos que la gente de Bolton también está cambiando la forma de pensar en ciertas cosas que piensan que hacemos mejor que ellos. Es una relación fructífera por las dos partes. En la forma de hacer de Calvo, solo hemos tenido mejoras.

-¿Les ha permitido esta alianza ampliar su mercado?

-A nosotros, realmente, lo que nos ha aportado es que estamos colaborando en proyectos conjuntos. Y estamos produciendo para ellos y hay una colaboración estrecha que va fructificando poco a poco. La verdad es que hemos generado más empleo en Carballo gracias a que procesamos producto para ellos.

-Este año van a gastar unos 16 millones en barcos y en nuevos procesos y ya están en España, Italia, Brasil y El Salvador. ¿Tienen previsto en un futuro próximo hacer inversiones fuertes?

-En principio, somos del pensamiento de que hemos hecho un gran esfuerzo inversor en la década pasada. Hemos invertido muchísimo dinero en Brasil, El Salvador y otros lugares y, hombre, ha llegado el momento de hacer que esas inversiones den todos sus frutos. Pensamos que todavía no es el momento para lanzarse a una nueva carrera de adquisiciones e inversiones.