Los accionistas perdonan a Pescanova

Manoli Sío Dopeso
M. Sío Dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

<span lang= es-es >De Andalucía a Chapela. </span>Trabajadores de la filial Acuinova se concentraron en la sede del grupo para denunciar 25 despidos en las plantas de Huelva y Cádiz. Pescanova no permitió fotografiar la junta.
De Andalucía a Chapela. Trabajadores de la filial Acuinova se concentraron en la sede del grupo para denunciar 25 despidos en las plantas de Huelva y Cádiz. Pescanova no permitió fotografiar la junta. m. moralejo< / span>

La compañía aprobó ayer las cuentas de los tres últimos años y rechazó por amplia mayoría pedir responsabilidades al consejo de administración

02 jul 2014 . Actualizado a las 19:52 h.

crónica primera junta tras la salida del concurso de acreedores

La primera junta de accionistas tras la salida del concurso de acreedores y, probablemente, la última de la vieja Pescanova sirvió para confirmar que los dueños del devaluado capital social de la compañía pesquera están por la labor de hacer borrón y cuenta nueva.

Los 650 accionistas que acudieron a la convocatoria de ayer en Chapela (titulares del 57, 25 % de la empresa) tuvieron la oportunidad de pedir responsabilidades, a propuesta de Cartesian, propietario del 5 % de la compañía. El fondo estadounidense sometió a votación la petición de acciones sociales de responsabilidad contra el consejo de administración que, el 10 de julio del 2012, bajo la presidencia de Manuel Fernández de Sousa, aprobó unas cuentas elaboradas con información falsa en la que se basó la posterior ampliación de capital.

La junta rechazó esta medida, y tampoco prosperó la demanda de una acción social de responsabilidad contra los miembros del actual consejo por incumplir un mandato judicial que obligaba a Pescanova a convocar una junta extraordinaria el 23 de junio. De haber salido aprobada esta petición, la compañía habría quedado descabezada y abocada a la liquidación.

«A seguir sufriendo»

Por lo demás, las tres horas de sesión dieron para aprobar las cuentas de los ejercicios 2011, 2012 y 2013 y dar el visto bueno a la reducción del consejo de administración sin presidencia, integrado por solo 4 miembros (Fernando Herce, Alejandro Legarda, César Mata y Diego Fontán), que estarán al frente de la empresa hasta finales de año, cuando, según la hoja de ruta que avanzó Senén Touza, miembro de la comisión de vigilancia del convenio, tendrá lugar la ampliación de capital de la pesquera y se consumará la entrada de la banca acreedora en el accionariado de una nueva sociedad que pasará a llamarse Nueva Pescanova.

Los accionistas minoritarios también tuvieron su momento para expresar el malestar y, sobre todo, la incertidumbre sobre qué parte de su dinero podrán llegar a recuperar algún día, cuando la compañía vuelva al mercado de valores, algo a lo que la empresa ayer no supo poner fecha. «Hay que quedar sufriendo otra vez», manifestó un accionista, ante la falta de respuestas y la negativa de la junta a integrar un quinto miembro en el consejo de administración, en representación de los minoritarios.

El portavoz de una de las asociaciones de afectados denunció que el traspaso de la compañía a una sociedad limitada (que no cotizará en bolsa) dejará a los actuales accionistas relegados a una sociedad sin patrimonio. «Se nos ofrece ser dueños de un barco fantasma; para eso, preferimos estar fuera», afirmó.

En otro momento de la junta, BDO, la auditora de cuentas de Pescanova durante los ejercicios en los que se produjeron las irregularidades, tuvo oportunidad de defenderse de las acusaciones de un accionista. Un representante de la consultora aseguró que «BDO fue uno más a los que engañó» el anterior consejo de Pescanova. Tuvo que informar sobre las cuentas del 2011 con documentación de «compras y ventas falsas, empresas fantasmas, sociedades triangulares y todo falseado», aseguró.

BDO se defiende

Pese a estar imputada, BDO ha sido la auditora de las cuentas del 2013, algo que el consejero Fernando Herce, que presidió la junta, justificó afirmado que «la imputación no implica culpabilidad».

En la parte final de la sesión, y con el aforo mostrando ya signos evidentes de cansancio, Senén Touza y Santiago Hurtado, que administraron la compañía durante el concurso recién superado, explicaron que la mayoría de las filiales españolas de Pescanova están ya en proceso de preconcurso de acreedores, un requisito básico para sanear la compañía y tapar el agujero patrimonial, que sigue siendo negativo, pese a la quita del 90 % en la matriz.

Confirmaron también que la planta de cultivo de rodaballo de la localidad portuguesa de Mira funciona a la mitad de su capacidad. «Para reactivarla, precisaría una inyección relevante de capital», explicaron los exadministradores concursales, que reconocieron que «los acreedores portugueses se pueden quedar con los activos. Es una decisión que está en manos de los bancos, aunque a día de hoy se sigue funcionando bajo la gestión de Pescanova».