Montoro quiere acabar con los «moduleros» del IRPF

ECONOMÍA

Cristóbal Montoro anunció esta semana que el nuevo IRPF tendrá cinco tramos pero, ¿qué no dijo el ministro?

18 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En el Ministerio de Economía hay un grupo de técnicos que ya trabajan en la reforma fiscal. El IRPF «no va a ser sustantivamente distinto. Todo se reduce a si suben o bajan los tipos», dijo una fuente de este entorno. Así es. El responsable de la cartera ministerial, Cristóbal Montoro, avanzó esta semana que el nuevo impuesto que grava la renta que ganan los contribuyentes tendrá cinco tramos, dos menos que en la actualidad. Anunció que rebajará los tipos impositivos (es decir, cuánto cobra) a las rentas medias y bajas, y fijará mayores beneficios fiscales para las familias con hijos.

¿Qué no dijo? Cierto es que la bajada y subida de tipos que explicó el señor ministro influirá en la renta disponible de los ciudadanos de clase media, pero nada más. El impuesto no cambiará sustancialmente, porque «el grueso -como dicen expertos del ministerio- ya está definido y gira en torno a las rentas salariales». Es decir, el pescado ya esta vendido y seguirán pagando los asalariados con nómina, que son los que no se pueden escapar.

¿Qué ocurre con el resto de la tributación? Se mantendrá el IVA y se rebajará del 30 % el tipo del Impuesto de Sociedades. Primero se reducirá al 25 % y luego al 20 %, pero su pago será efectivo, porque se reducirán los beneficios fiscales.

Entre bambalinas los expertos comentan que el ministerio quiere acabar con los llamados «moduleros». ¿Quiénes son? Los empresarios que tributan en el régimen de módulos, un colectivo que generalizando señalan como parte de los grandes defraudadores. Pueden serlo porque el régimen de módulos permite no tributar por todo lo ganado. Es decir, si eres un bar con diez mesas tributas por módulos y pagas por lo que Hacienda calcula que ingresas en ese espacio. Sin embargo en el cálculo de la factura del impuesto no se tiene en cuenta si esas diez mesas están siempre llenas o vacías.

Eliminar a los «moduleros» (la mayoría, pequeños y medianos empresarios que se han adherido a una ley ideada por los técnicos tributarios) como agentes tóxicos del sistema puede no parecer del todo mal. Hay que acabar con los defraudadores. Está claro. Y más en épocas de crisis, se puede aclamar. Pero no todos los «moduleros» son defraudadores, y en este caso es de esperar que el señor ministro piense una fórmula de tributación especial para los que no consiguen llenar las diez mesas de su bar. A Montoro no se le pide nada especial, ningún trato de favor que no le vaya a dar a los inversores extranjeros que están constituyendo socimis. ¿Qué son? Se trata de sociedades de inversión en el mercado inmobiliario, que operan principalmente en el de alquiler, y replican a las nacidas en Estados Unidos en la década del los sesenta y luego se pusieron en marcha en Europa. En el 2009 se constituyeron en España. En ese momento el país se retorcía en medio de una crisis y el Gobierno de turno se agarró que ellas como a clavo ardiendo para dar salida al stock de viviendas que intentaban digerir las tripas de los bancos.

Las socimis son un caramelo para los influyentes inversores nacionales e internacionales. Según la última legislación, están exentas de tributar en el impuesto de sociedades, y los dividendos que distribuyan a sus socios son tratados de lujo fiscalmente. Pagarán por lo recibido como mínimo un 21 % y como máximo el 27 % si es persona física. En caso de ser sociedades de tamaño importante harán frente a un tipo del 30 %. Pero recuerden: este es un tipo nominal porque el real, por el que realmente pagan a las arcas públicas, está en el 10 % en la mayoría de los supuestos.

No puede ser que unos sean «moduleros» a los que hay que aniquilar, y los otros grandes inversores, a los que hay que favorecer.