Los vascos quieren su cupo de anchoa ante la «invasión» gallega

Espe Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

BAIONA

El cerco de Galicia admite que apenas queda cuota para una semana

16 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La anchoa abunda este año en aguas del Cantábrico. Casi ningún barco está teniendo problemas para conseguir los 10.000 kilos de tope diario que el sector se ha autoimpuesto tanto para evitar que se acabe la cuota prematuramente como para que no caigan los precios por sobreabundancia. Con ese mismo objetivo, acordaron faenar solo tres días por semana: martes, miércoles y jueves. Pero parece que todo ese esfuerzo no será suficiente para poder llegar a finales de junio con cuota de bocarte. Es más, el cerco gallego calcula que es muy probable que la costera se finiquite la semana que viene.

Ni que decir tiene que ese virtual cierre anticipado inquieta a toda la flota que ha tomado parte en la campaña, pero, sobre todo, a los vascos. Acostumbrados a no agotar el cupo concedido desde que se recuperó el stock de anchoa -el año pasado sobraron toneladas-, que ahora se acabe mes y medio antes de lo previsto ha molestado a los arrantzales, que no han dudado en pedir que se haga con el bocarte lo que ya se ha hecho con la xarda y el jurel: repartir el tope que corresponde a España por comunidades autónomas.

Y es que los vascos están convencidos de que la cuota de anchoa se ha agotado con tanta celeridad porque hay una auténtica «invasión» de barcos gallegos capturándola y descargándola en puertos como Ondárroa o Fuenterrabía, según han recogido medios vascos. Los arrantzales parecen haber descubierto este año que hay embarcaciones gallegas, de apenas 6 metros de eslora, con motores fueraborda, que se desplazan en camiones y remolques hasta sus costas para pescar, y que muchos de los que faenan allí no tienen más que el título de patrón de costa local. Claro que estos se desplazan a pescar xarda, no cerco.

Los cerqueros que ponen rumbo al País Vasco cuando el bocarte se acerca a aguas del golfo de Vizcaya no miden menos de 18 metros de eslora -miniaturas al lado de los 35 que tiene alguno de los vascos-. Eso sí, admiten que en esta campaña han ido más de lo habitual. «Nos últimos anos desprazábanse 40 ou 50, pero este ano, como se veu que había anchoa e que se vendía ben, subiron barcos que non adoitaban ir ao golfo», dice Eduardo Carreño, patrón mayor de Portosín y uno de los asiduos de la campaña. Hay en torno a 70 embarcaciones faenando al bocarte, en un área para la que, subrayan, están autorizados, puesto que pueden trabajar en el Cantábrico Noroeste, «de Baiona a Bayona», apostilla Carreño.

El consejero vasco de Salud, Jon Darpón, lanzó ayer en Radio Euskadi un mensaje de tranquilidad al asegurar que no hay «ningún problema» en consumir anchoa, aunque ha recomendado no comerla cruda, sino cocinada o marinada después de haber sido congelada. Darpón dijo también que la alerta lanzada desde Salud, que retrajo el consumo, no fue exagerada, dado que su obligación es «preservar la salud de la población y decir la verdad».