Nueva Pescanova dirá adiós a su sueño de multinacional acuícola

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

M. MORALEJO

La inyección de 125 millones pone a salvo la actividad pesquera y procesadora, pero abandona las piscifactorías

02 may 2014 . Actualizado a las 14:13 h.

Nueva Pescanova, la compañía resultante del convenio que han aprobado casi el 70 % de los acreedores, seguirá siendo una multinacional pesquera y procesadora, pero dirá adiós a la aventura acuícola emprendida por el expresidente del grupo, Manuel Fernández de Sousa, hace más de una década. El sueño de querer liderar el negocio del pescado de granja se convirtió en una actividad ruinosa en la que, en los últimos años, Pescanova invirtió más de 450 millones (dos veces y media su resultado de explotación).

Pero ni el langostino vannamei de Nicaragua, Ecuador, Honduras y Guatemala; ni el salmón de Acuinova Chile y Nova Austral; ni el rodaballo de Mira (Portugal) han podido taponar las pérdidas de la compañía.

En el último año, desde que Pescanova entró en concurso de acreedores, la red de piscifactorías desplegadas en la era De Sousa han sido objeto de informes y contrainformes para determinar su viabilidad. La conclusión es que, ante una deuda que ha ido escalando hasta los 4.200 millones, la prioridad es salvaguardar el negocio y el empleo de la compañía en España, preservar las licencias de pesca y la estructura de extracción y procesado en terceros países.

El documento de convenio que, tras la renuncia del consorcio Damm-Luxempart, capitanearán los siete mayores acreedores financieros, deja claro que no habrá dinero para el negocio acuícola, que, al menos en el texto, queda abandonado.

Futuro incierto de Insuiña

En distintas cláusulas (bajo el título Obligaciones de no hacer) el plan que marca el rumbo de la compañía posconcursal prohíbe a Nueva Pescanova destinar fondos procedentes de la recapitalización (125 millones) a Acuinova Portugal, Nova Guatemala, Pesca Chile y sus dos filiales (Acuinova Chile y Nova Austral) y, curiosamente, también en Insuiña. Esta es la única empresa española (con sede en Chapela) marginada de la inyección de dinero nuevo, algo que se puede explicar con su dependencia directa de la producción de rodaballo de la macroplanta portuguesa de Mira. De hecho, Insuiña mantiene parada su producción desde octubre del 2013 por este motivo.

Según el convenio, los centros de cultivo de Chile, Portugal y Guatemala deberán reestructurar su deuda negociándola con los bancos de cada país.

Pesca Chile está en quiebra desde mayo del 2013, con una deuda de 88 millones. Sus dos filiales salmoneras arrastran unos números rojos de 80,9 millones, en el caso de Acuinova Chile, también en quiebra y en proceso de venta; mientras que Nova Austral adeuda 40,9 millones a los bancos chilenos.

La deuda financiera de la piscifactoría de Mira suma 99,8 millones y necesita 40 más para capital circulante. Respecto a Nova Guatemala, sus obligaciones con la banca no llegan a los dos millones, aunque históricamente ha dado pérdidas.

Más congelados

Con la acuicultura relegada, el plan apunta la necesidad de una mejora industrial mediante el desarrollo e introducción de nuevos productos congelados. «Tienen un mayor crecimiento esperado y precios medios más elevados», cita, poniendo como ejemplo las filiales dedicadas a este tipo de productos: Frivipesca y Frinova.

En pesca de altura, la apuesta se centra en el mayor aprovechamiento de las licencias existentes (Namibia y Mozambique), y en el procesado de productos de mayor valor añadido.

análisis así será la compañía posconcursal

Insuiña es la única filial española excluida del plan de recapitalización