¿Renuncia o maniobra a la desesperada?

La Voz

ECONOMÍA

24 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El 13 de diciembre del 2013, el consejo de administración de Pescanova se decantó, como no podía ser de otra manera, por la oferta de rescate del grupo Damm para hacer viable la empresa y evitar su liquidación.

Por el camino se han quedado otros intentos de sacar a flote la compañía, liderados por fondos de inversión extranjeros, y descartados por su falta de proyecto industrial.

En este tiempo, Damm y su socio inversor Luxempart han sabido sacarse de encima a todos los rivales, pero su plan nunca ha gustado a la banca acreedora que, desde el minuto uno, tiene la sartén por el mango.

El grupo catalán, que llegó al accionariado de Pescanova de la mano de Yago Méndez Pascual, consejero y hombre de confianza de Manuel Fernández de Sousa, aprovechó el escándalo de desfase contable y la situación de quiebra técnica de la compañía (con un agujero patrimonial de 1.600 millones) para dar un golpe de Estado en el consejo de administración y tomar el control de la compañía.

Pero su estrategia chocó de bruces con los bancos, a quienes ofreció quitas que luego incumplió en la propuesta de convenio que las entidades se han negado a apoyar.

Rebelión en el consejo

Tras meses de negociación infructuosa, ahora Damm se ha quedado fuera de juego, aunque hay quien quiere ver en esta retirada silenciosa una «maniobra a la desesperada» del propio consorcio (Damm-Luxempart), y lo argumentan teniendo en cuenta que este nuevo escenario se gestó en el seno del mismo consejo de administración, promovido por los independientes, entre ellos el propio Yago Méndez, y que se pone encima de la mesa ante la muy probable posibilidad de que el plan de la cervecera no consiguiera superar el respaldo de al menos el 51 % de los acreedores.