La crisis lleva a un 30 % más de familias gallegas a tener que vender su madera

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

El año pasado, 70.000 propietarios forestales lograron colocar su producto a la industria, e ingresaron 280 millones

16 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En Galicia, donde la propiedad de la tierra se distribuye en pequeños pedazos, casi uno de cada cuatro habitantes es dueño de un terreno forestal. Hay hasta 700.000 propietarios, según los últimos datos. Y en tiempos de crisis, la venta de madera se ha convertido en un recurso para hacer frente a las necesidades. Esa esa al menos la principal conclusión que se desprende del informe de la realidad del sector forestal gallego, divulgado ayer por Confemadera Hábitat Galicia, la organización que agrupa a las principales empresas madereras de la comunidad.

Hasta 70.000 familias gallegas recurrieron el pasado año a la venta de madera, lo que supone un 30 % más respecto al 2012, y lo que marca un récord histórico, según la serie que manejan las industrias. La comercialización del producto reportó a los propietarios particulares unos ingresos estimados de 280 millones de euros.

«Es muy curioso observar cómo de un año a otro no ha crecido el volumen de cortas sino el número de lotes que se destinan a la venta; antes se comercializaba madera para afrontar una inversión, comprar un coche o pagar los estudios de un hijo; ahora vemos que hay una urgencia y una necesidad para afrontar el día a día», precisaba Ana Oróns, secretaria general de Confemadera en Galicia.

Con todo, el sector alerta del riesgo que conlleva esta dinámica porque no se respetarían, en muchos casos, lo que se conoce como el turno de corta óptimo, es decir, que se estaría vendiendo madera antes de tiempo, lo que contraviene los principios más elementales de la gestión forestal sostenible.

De ahí que Elier Ojea, el presidente de la organización, hiciese ayer de nuevo un llamamiento a las Administraciones para establecer una estrategia que permita, de forma conjunta con el sector, trazar una hoja de ruta a largo plazo que corrija algunos desequilibrios que arrastra desde hace tiempo la cadena de valor. Y ello pasaría, en primer lugar, por actuar sobre el primer eslabón: incentivar de forma decidida la producción de madera, el factor de competitividad más importante para las industrias. Hasta un tercio del monte gallego es ahora improductivo para las industrias transformadoras, un porcentaje muy superior al que se registra en otros países, como es el caso de Finlandia (12 %), Austria (14 %), Suecia (18 %) o Estados Unidos (21 %).

Cambio de estrategia

De ahí que haga falta actuar sobre la estructura de propiedad, según el sector. Cortar madera a pequeña escala no es rentable, encarece el producto y obliga a las industrias a importar materia prima que podría suministrarle un medio rural gallego azotado por la crisis de rentabilidad de las actividad agroganadera y por la despoblación.

El informe hecho público ayer por las industrias forestales arroja un balance de luces y sombras. Galicia ha superado a Cataluña como la comunidad líder en exportación de madera y las empresas de transformación -tablero y pasta- y del mueble alcanzaron el pasado año una facturación de 1.668 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 2,6 % respecto al 2012. El empleo se mantuvo con 20.000 puestos de trabajo directos y 50.000 indirectos. «La industria ha iniciado una lenta recuperación sustentada en un leve crecimiento del mercado nacional y en el esfuerzo de las empresas por consolidar su presencia exterior», apunta Elier Ojea.

Pese a todo, las industrias creen que faltan por aplicar medidas para mejorar la capacidad forestal de Galicia, una demanda trasladada ya al Gobierno gallego. De hecho, el Ejecutivo de Feijoo ya ha mostrado su intención por recuperar algunas de las líneas del Plan Forestal de Galicia, aprobado en 1992 por el Parlamento, y que desde entonces hasta ahora se ha incumplido de forma sistemática.