Europa presiona a Draghi para que actúe contra el riesgo de la deflación

adolfo lorente BRUSELAS / COLPISA

ECONOMÍA

El Gobierno espera que el PIB crezca este año hasta un 1,5 %

02 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El Eurogrupo tenía ayer cita en Atenas para aprobar la entrega a Grecia de un nuevo tramo de su segundo rescate. Pero el país heleno no fue el verdadero protagonista del encuentro. Toda la atención, todas las miradas se dirigieron al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, la persona que tiene en su mano revitalizar la economía comunitaria para alejarla del abismo de la temida deflación.

«No responderá a ninguna pregunta sobre política económica», les advirtió a los periodistas el guardián del euro. «Esperen al jueves», recalcó. Y es que, mañana, el consejo de gobierno del instituto emisor se reunirá en Fráncfort para decidir si activa algún tipo de estímulo para la economía, como le invitaron a hacer ayer los ministros de Finanzas.

El asunto se abordó a puerta cerrada bajo una línea roja infranqueable: la independencia del BCE, la misma que los ministros esgrimen en público para evitar pedir a Draghi de forma clara y contundente que escuche el clamor generalizado y utilice la artillería de la que presume: bajada de tipos de interés más allá del 0,25 % (improbable); penalizar los depósitos para evitar el efecto refugio en Fráncfort, detener el programa de esterilización de compras de deuda soberana, adquirir paquetes de préstamos a los bancos o volver a instalar una barra libre de liquidez como las del 2011 y el 2012, y que inyectaron un billón de euros al sistema. «Esperen al jueves», insistió el italiano.

Datos preocupantes

La reunión del Eurobanco se producirá tras conocerse el lunes que la inflación de marzo siguió su particular caída libre hasta alcanzar el 0,5 % en la zona euro (España, -0,2 %). Un argumento de peso que volvió a esgrimir el vicepresidente económico de la Comisión, Olli Rehn, para pedir medidas de estímulo en un momento esencial para que Europa abandone la crisis tras un lustro aciago.

Uno de los países más afectados es España. Así lo reconoció el ministro de Economía, Luis de Guindos, que se mostró relativamente preocupado si la situación se prolonga durante demasiado tiempo y «convencido de que [el BCE] va a actuar».

La capacidad de crecimiento de la economía española también estuvo muy presente ayer en Atenas. Fuentes del Ejecutivo aseguraron que, con total seguridad, la última previsión (+0,7 %) se corregirá al alza a finales de mes, cuando Economía envíe a Bruselas la revisión del programa macroeconómico. La horquilla será de entre el 1 y el 1,5 %. De Guindos no quiso mojarse. «Hay margen y potencial de mejora», se limitó a decir.