Más de 600 operarios del naval luso buscan trabajo en los floteles

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Las movilizaciones de los trabajadores de Viana no han podido evitar el despido masivo de la plantilla.
Las movilizaciones de los trabajadores de Viana no han podido evitar el despido masivo de la plantilla.

Despedidos del mayor astillero portugués llegan atraídos por el efecto Pemex

23 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El efecto Pemex está teniendo un fuerte eco en el municipio luso de Viana do Castelo. Allí se encuentran las instalaciones de lo que hasta hace unos meses era el mayor astillero público de Portugal, Estaleiros Navais de Viana do Castelo (ENVC). Pero en él ya solo quedan 11 empleados de los 607 que estaban en nómina en diciembre.

Este viernes, 596 operarios firmaron la rescisión de sus contratos, con la mirada puesta en el naval gallego, al que han acudido en anteriores ocasiones, con la esperanza de hallar trabajo en los floteles de Pemex.

«Lo que ha ocurrido en Galicia es el resultado de un consenso político y social sin precedentes para salvar los astilleros», afirma el coordinador de la Unión de Sindicatos de Viana de Castelo, Branco Viana, en relación a las gestiones de Xunta y Gobierno con Pemex.

El sindicalista reconoce que las expectativas de carga de trabajo generadas por la compañía mexicana en Hijos de J. Barreras se ha convertido en la única esperanza para los centenares de operarios de ENVC que se han quedado en la calle, después de que la adjudicataria del astillero, la empresa nacional Martifer, especializada en energías renovables y construcciones metálicas, incumpliera su promesa de garantizar el empleo.

Arménio Carlo, de la CGTP, responsabiliza a los distintos Gobiernos de que «los trabajadores lusos del naval se vean abocados al éxodo, por la política de destrucción de los astilleros». Entre lágrimas, el viernes, José María Costa, presidente de la Cámara Municipal de Viana, en un emotivo discurso de despedida de los trabajadores cesados, calificó el cierre de la empresa como un «proceso indescriptible de saqueo económico, un proceso de desmoralización social, y una muestra más de un país que devalúa el valor de la dignidad del trabajo, y que deja a los despedidos a su suerte».

Hace cuatro años, cuando las gradas de Barreras estaban llenas y los pedidos en cartera sumaban 700 millones, Estaleiros Navais de Viana llegó a tener hasta un millar de operarios gallegos trabajando en buques desviados al norte luso por falta de espacio en los diques de Vigo.