Los piratas nigerianos desbancan a los somalíes en peligrosidad

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Militares de las fuerzas de la operación Atalanta interceptan una nave nodriza utilizada para atacar otros barcos en Somalia.
Militares de las fuerzas de la operación Atalanta interceptan una nave nodriza utilizada para atacar otros barcos en Somalia. eu-navfor< / span>

La delincuencia en el mar ha caído a su nivel más bajo en seis años

09 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Controlado el foco de Somalia, se desatan las llamas en el golfo de Guinea. Y con unos claros pirómanos: los piratas nigerianos, mucho más violentos y peligrosos que los somalíes, que cerraron el año pasado con su nivel más bajo de ataques en los últimos seis años. El 2013 se despidió con quince incidentes que llevaban sello somalí, y dos de ellos acabaron en secuestro. Cifras importantes, pero irrisorias, si se tienen en mente los 75 asaltos del 2012 y más si se va a las estadísticas del 2011, cuando los piratas se apuntaron en el Índico 237 muescas.

Claro que la diferencia entre esos 15 y los 237 ha requerido esfuerzos titánicos. Para aplacar a los somalíes ha habido que movilizar a las Fuerzas Armadas de medio mundo -tienen embarcaciones de guerra patrullando el Índico desde China hasta los Estados Unidos-, generalizar la presencia de vigilantes privados en cada barco pesquero y algunos mercantes, instruir a las tripulaciones en caso de ataque, establecer corredores para el paso seguro de embarcaciones e, incluso, cambiar leyes nacionales para permitir el embarque de armas de gran calibre para hacer frente a lo que durante varios años ha sido una auténtica lacra.

Y lo sigue siendo. Por el momento a nadie se le ocurre enviar un atunero sin que, además de los 30 o 40 miembros de la tripulación, vayan enrolados otros 3 o 4, dependiendo de la temporada y del monzón, agentes de seguridad privada.

Ese placaje en Somalia ha hecho caer las cifras mundiales de la piratería. Porque el descenso de la delincuencia registrado en el Índico ha tenido un efecto global. A lo largo del año pasado se produjeron 264 incidentes, un 11 % menos que en el 2012 y un 41 % con respecto al 2011, cuando la actividad de los delincuentes somalíes batió récords.

Para Pottengal Mukundan, director de la Oficina Marítima Internacional (IMB por sus siglas en inglés), termómetro de la piratería desde 1991, es evidente que el descenso habido en todo el mundo está directamente vinculado a la disminución de los ataques y secuestros en África oriental.

Nueva amenaza

Ahora bien, no oculta la amenaza que despunta por la banda occidental del continente africano. Pero no toda la costa. El avispero está en el golfo de Guinea. Allí, el año pasado se localizaron 48 de los 264 incidentes que hubo en todo el mundo. Cierto es también que no todos fueron en Nigeria. Las aguas de ese país sirvieron de escenario a 31 ataques, entre los que se incluyen dos secuestros, 13 abordajes y 13 ataques con armas de fuego. Hubo otros siete barcos secuestrados, algunos en Costa de Marfil, Togo, Gabón... Y en todos se han encontrado vínculos con Nigeria, lo que demuestra que los piratas de ese país, como antaño hicieron los somalíes, han aumentado su radio de acción y su capacidad para perpetrar asaltos a cada vez mayor distancia. ¿La diferencia? Que en el caso de los somalíes apenas había víctimas sacrificadas por los piratas. Los nigerianos no lo dudan. El año pasado mataron a uno de los 36 rehenes que consiguieron.