Abrir un negocio en Galicia requiere hasta nueve meses de burocracia

Manoli Sío Dopeso
M. Sío Dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

OSCAR CELA

Trabas en permisos, licencias de obras o financiación echan abajo una de cada diez iniciativas

05 feb 2014 . Actualizado a las 11:34 h.

No es lo mismo abrir una mercería que una casa de turismo rural. Pero el tiempo necesario para cumplimentar todos los requisitos y tener un negocio dentro de la ley en Galicia se puede alargar entre tres y nueve meses, indistintamente para ambos casos. Trabas burocráticas, derivadas casi siempre de una descoordinación entre Administraciones (autonómica y local), las exigencias para obtener una licencia de obras o los requisitos de los bancos para financiar la fianza de un local o la compra de mercancía echan abajo una de cada diez ideas, según ATA, la federación nacional de trabajadores autónomos.

La patronal de los emprendedores reconoce que la aprobación de la Ley del Emprendimiento que permite la apertura de un negocio en 24 horas sin necesidad de licencia es un avance importante. En Galicia la nuevas legislación está en vigor desde el pasado 28 de diciembre. En teoría, un emprendedor solo necesita comunicar a su ayuntamiento el proyecto y abrir al día siguiente, con margen de tiempo para, mientras, cumplir la normativa.

Sin embargo, la realidad a pie de calle confirma que esta nueva ley no funciona, bien porque no se está aplicando todavía por parte de los ayuntamientos, bien porque no afecta a los negocios que requieren obra nueva, a los emprendidos en el rural o incluso a los que se abren en Internet. «Conozco algún caso en que les ha llegado mucho antes la licencia de apertura que la de obras», cuenta Encarna Álvarez, presidenta de los comerciantes de Vigo. Relata la experiencia de una asociada que inauguró una mercería hace 15 días. «Se retrasó porque le exigieron un cuarto de baño con acceso para minusválidos, con una amplitud de 2,40 metros. Y eso que es una mercería», dice.

Exigencias en las obras

Ante tanta inseguridad, quienes deciden establecerse por cuenta propia acaban poniéndose en manos de gestorías y estudios de aparejadores para evitar cometer errores que demoren todavía más el proceso, como le ocurrió a una emprendedora que abrió un showroom en un primer piso en pleno centro de una ciudad gallega. «Le dijeron que abriera, y luego cuando fueron a inspeccionar le denegaron la licencia porque el techo era demasiado bajo. Prefirió arriesgarse y seguir fuera de la ley, porque ya había invertido todos sus recursos», relatan fuentes de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Galicia, sin querer dar más detalles para no delatar a la empresaria, pero a modo de ejemplo de cómo la excesiva burocracia puede provocar situaciones de ilegalidad.

«La Administración nos marea y nos obliga a recurrir a asesorías para entender y recopilar toda las normas que afectan a nuestros negocios, que incluso se contradicen entre sí», dicen fuentes de la patronal de autónomos UPTA.

Y sin licencia no hay crédito

Desde los distintos colectivos consultados, se pide que la maraña administrativa no afecte a la misma viabilidad del proyecto, ya que los bancos mantienen invariables las dificultades para la concesión de crédito, y el emprendedor no encuentra financiación para la obtención de medios de producción y otros gastos iniciales hasta que no obtiene las licencias y permisos correspondientes.