Contra el gato por liebre en peces

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

El CSIC coordina desde Vigo un proyecto para detectar y combatir el fraude en el etiquetado de productos pesqueros

28 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Sí, sí, del Cantábrico. Eso es lo que dice la etiqueta, pero, a veces, la anchoa que va dentro de esa lata que hay en su despensa o la que corona esa pizza precocinada que guarda en su frigorífico no ha nadado en su vida frente a Santoña y lo más cerca que ha estado del norte de España es en el mar Amarillo (China). Porque, en ocasiones, en lugar de una Engraulis encrasicolus, la anchoa del Cantábrico, se cuela una Engraulis japonicus, que puebla el Pacífico. No ocurre siempre -ni siempre con esas dos especies-, pero sí lo bastante a menudo: en doce de cada cien casos si se habla de semiconservas de anchoa.

Ese tipo de fraude en el etiquetado de productos de pesca, tanto en fresco como elaborados, es contra el que combate el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que, a través del Grupo de Bioquímica de los Alimentos del Instituto de Investigacións Mariñas (IIM) de Vigo, coordina el proyecto Labelfish, para detectar y desbaratar los casos de gato por liebre en los productos pesqueros y, de paso, estandarizar en Europa las técnicas de identificación y autentificación de las especies.

Científicos de España, Francia, Irlanda, Portugal, el Reino Unido y Alemania han ido al mercado en busca de productos elaborados con atún, bacalao y anchoa para comprobar si se cumplían las normas europeas en materia de etiquetado. Se tomaron muestras en 17 ciudades europeas -el toque gallego lo pusieron Vigo y Santiago de Compostela- y se analizó lo que había en la lata y lo que se leía en la etiqueta. ¿El resultado? Que «el porcentaje de etiquetado erróneo se sitúa entre el 2 y el 18 % en el Reino Unido, Irlanda y España», apunta Carmen González Sotelo, que dirige el grupo del CSIC con Ricardo Pérez Martín.

Más errores

En España, el mayor porcentaje de error se ha detectado en los elaborados de atún. El fraude es más habitual en el caso del atún fresco o congelado -un cuarto de las etiquetas tienen errores- y menos común en el enlatado (12 %). En las anchoas, el fraude alcanza el 12 % y, en el caso del bacalao seco salado, el 6,5 %. Ahora bien, la mejora en el etiquetado es superlativa en comparación con el de hace diez años.

Conseguir un etiquetado mucho más correcto y fiable gracias a las técnicas de identificación y autentificación de especies marinas es uno de los objetivos de Labelfish. Otra meta es lograr que esa identificación se haga en toda Europa siguiendo un mismo protocolo: «Buscar una metodología contrastada y validada, no oficial pero casi», señala González Sotelo.

Red especializada

Y ya cuando el proyecto finalice y todos los fraudes estén desmontados, el anhelo del grupo es que perviva una red de instituciones expertas en los seis países especializada en identificar productos de la pesca.