La falta de destrezas y de experiencia son las principales barreras para los jóvenes parados españoles

EFE

ECONOMÍA

Un informe revela que el inglés y la capacidad para resolver problemas siguen siendo las asignaturas pendientes de los trabajadores en España

13 ene 2014 . Actualizado a las 19:02 h.

La falta de destrezas adaptadas a las necesidades del mundo laboral y de experiencia profesional previa son las principales barreras que, sumadas a la falta de demanda, dificultan a los jóvenes españoles encontrar trabajo una vez acabados sus estudios, revela un informe publicado hoy en Bruselas.

La investigación, elaborada por la consultora McKinsey&Company, se ha desarrollado en ocho países: España, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Portugal, Suecia y Reino Unido.

En el caso de España, el documento indica que la falta de puestos de trabajo es la «principal» causa del desempleo juvenil en un país que en el 2013 alcanzó una tasa de paro del 57,7 %, la más alta de toda la Unión Europea (UE).

A este factor ya conocido, se suman problemas en el sistema de transición desde el sistema educativo hasta el mundo laboral, precisa el documento.

«Nos enfrentamos (en la UE) no tanto a una crisis de empleo como a una crisis de destrezas», afirmó la comisaria europea de Educación, Androulla Vassiliou, durante la presentación del informe en el Instituto Brueguel de Bruselas.

«Pese al alto número de demandantes de empleo las empresas son incapaces de cubrir las vacantes porque no encuentran gente con las habilidades adecuadas», añadió la eurocomisaria.

En lo que se refiere a España, las asignaturas pendientes de los españoles son sobre todo el inglés y la capacidad para resolver problemas, con una brecha del 23 % y 22 %, respectivamente, entre las expectativas del empleador y la realidad, dice el documento.

Además, el estudio destaca la desigualdad entre la oferta y demanda en ciertos sectores, que atribuye en gran medida a cambios derivados de la crisis económica: «por ejemplo, el número de empleados en la construcción ha caído el 62 % desde el 2005 mientras que los licenciados en arquitectura han aumentado el 174 %», señala el estudio.

A este escollo se suma la alta demanda de profesionales con experiencia por parte de las empresas españolas, especialmente de las pequeñas y medianas empresas (pymes) y micropymes (con menos de diez empleados).

Mientras que el 31 % de las grandes empresas prefiere contratar candidatos con experiencia previa, en las micropymes esta cota se eleva al 70 %, agrega el documento.

El dato es especialmente relevante si se tiene en cuenta que el 20 % de las empresas españolas son micropymes (según datos del 2011) y que la alta tasa de paro general (27 %) les da margen para contratar personal con experiencia «sin comprometerse con los jóvenes», señalan los autores.

A esta falta de experiencia contribuye la escasez de oportunidades para realizar prácticas profesionales, ya que solo el 54 % de los estudiantes universitarios y el 66 % de los de formación profesional las realizaron durante su periodo académico.

Por último, el informe señala que el 29 % de los españoles no puede costearse la educación superior y que el 27 % no accede a ella por tener que trabajar.

En el documento se señala que estos problemas no son exclusivos de España, ya que los otros siete países analizados en el estudio comparten en general estas debilidades.

El 27 % de los empleadores de estos países, que suponen en conjunto el 75 % del paro juvenil europeo, aseguró haber dejado alguna vacante en nuevos puestos al no encontrar nadie bien preparado para ello.

Además el 44 % de los estudiantes opinó que la educación superior no le ayudó a encontrar un trabajo y el 30 % señaló que no pudo costeársela.

Para paliar esta situación los autores del informe abogan por la colaboración entre empresas, educadores, jóvenes e instituciones públicas.

Proponen que las empresas participen en el diseño de los planes de estudio para adaptarlos a las necesidades del mercado, que creen consorcios en su sector para detectar qué capacidades se necesitan y que aumenten las oportunidades de hacer prácticas.

A los educadores les instan a mejorar la orientación profesional y flexibilizar los itinerarios educativos, al tiempo que apuestan porque se facilite la financiación pública o privada de la educación superior.