La caída de mejillón entorpece su regreso al mercado tras la toxina

Rosa Estévez
Rosa Estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

ECONOMÍA

El desplome de producto causa problemas para abastecer a los cocederos

03 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Que remate dunha vez o 2013». La frase se escuchaba, hace semanas, en la mayoría de los puertos arousanos. En ella se condensaba el cansancio y la desesperación de los bateeiros gallegos, que llevan meses encadenando malas noticias. Hasta hace unos días, su máxima preocupación era la evolución de una marea roja que llegó a la ría a principios de octubre y que aún ahora se bate en retirada. La conselleira de Mar, Rosa Quintana, mostró ayer su convencimiento de que «nos próximos días» este episodio habrá remitido por completo. También auguró la conselleira que, aunque al límite, la campaña de ventas navideñas se ha salvado. Los depuradores avalan esa tesis, y eso a sabiendas de que en el mar queda poco mejillón. Y tan poco. Los cocederos gallegos aseguran que, ya a estas alturas, se están produciendo problemas de abastecimiento.

Era un problema anunciado. Desde hace meses, los productores estaban convencidos de que esta situación acabaría produciéndose. Y es que, al menos en la ría de Arousa, el bivalvo se desprende de las cuerdas con una facilidad pasmosa. La culpa se le ha echado a un sinfín de factores: desde que el marisco lleva demasiado tiempo en el mar y está debilitado por una simple cuestión de edad, a las temperaturas anormalmente cálidas de las aguas durante el verano, o a la presencia de grandes cantidades de anémonas que debilitarían el biso con el que el bivalvo se sujeta a las cuerdas. Sea por la razón que sea, lo cierto es que tanto los productores como los cocederos siguen recibiendo malas noticias. Los primeros, porque cuando recuperan la ocasión de vender mejillón se encuentran con que carecen de producto que enviar al mercado. Los segundos, porque cuando por fin podrían arrancar sus máquinas, se topan con que no hay suministro.

Para los depuradores, la cosa pinta mejor. Mientras duró el episodio de marea roja, muchos bateeiros decidieron reparquear el bivalvo que crecía en sus cuerdas; esto es, meterlo en sacos que volvían a colgar en el mar. De esa manera pretendían, precisamente, evitar que sus cosechas acabasen en el fondo marino. Ahora, el mercado de fresco parece estar recuperando la normalidad perdida por culpa de la marea roja. Justo a tiempo para la campaña navideña, uno de los momentos clave para la supervivencia del sector.