Navantia, abocada a otro severo ajuste

Beatriz García Couce
beatriz couce FERROL / LA VOZ

ECONOMÍA

Ferrolterra teme que el plan de futuro que elaboran los astilleros públicos consume una nueva reestructuración tras perder los gaseros, su tabla de salvación económica y laboral

17 nov 2013 . Actualizado a las 09:20 h.

El desplome de la actividad en el sector naval de Ferrolterra ha arrasado con unos 3.000 puestos de trabajo directos, ha cerrado al menos media docena de compañías auxiliares señeras en la comarca, golpeado de lleno la economía comarcal, elevando el nivel de paro por encima de los 20.000 desempleados y asolando centenares de establecimientos comerciales y pequeñas pymes. La evaporación de la única posibilidad de conseguir carga de trabajo a corto plazo para llenar las gradas de Navantia -el contrato de construcción de cuatro gaseros para los armadores Knutsen y Elcano por encargo de Gas Natural y Repsol, que se ha ido a Asia- empuja a la comarca al abismo e incrementa los temores de que se va a producir un nuevo y severo ajuste.

De hecho, la empresa pública lleva semanas elaborando un plan de viabilidad para el período 2014-2017 que presentará a su consejo de administración el próximo 4 de diciembre, cuyo contenido se desconoce pero en Ferrolterra se teme ya lo peor. «No consentiré una reestructuración de plantillas, porque eso significaría la tercera reconversión y eso es completamente inasumible para esta ciudad», aseguró ayer el alcalde, José Manuel Rey (PP), quien exigió a la presidencia de Navantia que dé explicaciones de inmediato sobre la pérdida del encargo de los cuatro barcos gaseros. «Solo hay una incompetencia mayor que no ganar contratos, si no no saber que ya los habían ganado otros astilleros».

En la negociación colectiva que acaba de culminar entre los sindicatos y la dirección de la compañía -pendiente de ratificación por la comisión interministerial que tiene que autorizarla-, la sociedad pública se compromete a no aplicar un expediente de regulación de empleo durante este año. Fácil de cumplir, si se toma en cuenta lo que resta para que llegue el 2014. Pero la empresa se ha negado en rotundo en esa negociación a garantizar el empleo a partir del próximo año, lo que ha disparado todas las alertas.

Además, sin carga de trabajo en Ferrol -se agotará por completo en tres semanas- ni en Cádiz y con un proyecto, el del submarino S-80 que se fabrica en Cartagena que ha generado un sobrecoste de calado para la compañía, la situación financiera de la empresa puede entrar en una senda irreversible.

Con el grifo de los presupuestos del Ministerio de Defensa cerrado y sin perspectivas de lograr contratos, Navantia no cuenta en estos momentos con perspectivas de lograr a corto plazo encargos de fabricación de buques para otras Armadas, la demora en el único pedido que podría llegar a finales de diciembre, el buque flotel para la petrolera mexicana Pemex, por sí solo no resolvería el crac, ya que según los cálculos de los trabajadores, garantizaría 500 empleos durante año y medio. En las antiguas Astano y Bazán trabajan 2.400 operarios, y hace tan solo dos años lo hacían 3.600 más de las auxiliares.

«Compromiso de Pemex»

Se desconoce lo que puede pasar con esos floteles, pero el Gobierno mantiene su optimismo: «A mí Pemex me ha transmitido que todos los compromisos a los que se ha llegado por parte de México y de Pemex en los últimos meses se van a cumplir», afirmó ayer a Efe el ministro de Industria, José Manuel Soria.

La preocupación por el futuro entre las familias del naval de Ferrolterra es máxima. «Los temores van en aumento porque vemos que ni la dirección ni el Gobierno hacen los deberes. La acción política tenía que haber hecho su trabajo con el contrato de Gas Natural y Repsol», afirmó Ignacio Naveiras, portavoz de los trabajadores del astillero ferrolano. Apeló a lo que les transmite Navantia de que el concurso gasista aún está abierto. No obstante, recordó que el presidente de la Xunta se comprometió a que habría «barco o dique».

«Se desvanece la única oportunidad de reactivar la actividad. ¿Y ahora qué? Nos van a dejar abandonados o tienen un plan B», se preguntó Isidro Silveira, presidente de los empresarios de Ferrolterra.