Rosa Quintana asegura que la toxina está empezando a remitir

María Hermida
María Hermida RIBEIRA / LA VOZ

ECONOMÍA

Descarga de mejillón en Vilanova, tras abrirse dos polígonos en Arousa hace dos semanas.
Descarga de mejillón en Vilanova, tras abrirse dos polígonos en Arousa hace dos semanas. martina miser< / span>

El episodio tóxico cumple un mes con casi todas las bateas cerradas

12 nov 2013 . Actualizado a las 12:00 h.

Desde hace tiempo, en la mayoría de las declaraciones a los medios de la conselleira de Mar, Rosa Quintana, acaba saliendo a relucir la palabra toxina. No en vano, la marea roja que se instaló en el mar a principios de octubre está inquietando a un sector tan estratégico como, a estas alturas, desesperado. Se trata de los bateeiros, que en su mayoría llevan un mes abocados al paro por culpa de la toxina lipofílica. Ayer, Quintana, desde Porto do Son, les envió un mensaje esperanzador. Dijo que con los datos en la mano hay margen para el optimismo, ya que la cantidad de células tóxicas presentes en el agua ha bajado y en algunos polígonos empiezan a darse los primeros negativos.

Lo dicho ayer por Rosa Quintana en Porto do Son concuerda con lo que señalaba ya hace unos días el presidente de Opmega, la principal organización bateeira gallega. Indicaba que había una mejoría y no hablaba sin datos, ya que Opmega realiza sus propios análisis. Sin embargo, el optimismo esgrimido tanto desde el sector como por la conselleira de momento no se ha traducido en aperturas de nuevos polígonos de bateas. Continúan cerrados casi todos los viveros flotantes, a excepción de tres zonas en la ría de Arousa y cuatro en Redondela. Para explicar esto hay que tener en cuenta que, una vez que las células tóxicas bajan o desaparecen, el bivalvo se tiene que depurar en el mar y, luego ya sí puede extraerse. De ahí que tarden en materializarse las aperturas.

El último cartucho

Tras un 2012 difícil y un 2013 que se está revelando como nefasto, el principal cartucho que les queda por agotar a los bateeiros es el de la campaña de Navidad. Es crucial que los polígonos abran cuanto antes, sobre todo si vuelve a recrudecerse la meteorología, porque el mejillón se está yendo al fondo a pasos agigantados y se corre el riesgo de que se dé la terrible paradoja de que las bateas se queden vacías pese a no haberse vendido el bivalvo.

Por otra parte, las consecuencias de la marea roja también continúan dando quebraderos de cabeza en Noia. En este caso, la toxina remitió y los mariscadores están trabajando con normalidad. Pero la debacle ocurrida continúa preocupando, no en vano, las pérdidas por la destrucción de 67 toneladas de bivalvo que fueron vendidas con toxina -el episodio se detectó a destiempo por parte del Intecmar- ascienden casi a los 400.000 euros. Ayer por la tarde el patrón mayor de Noia tenía previsto acudir a una reunión en la consellería para pedir indemnizaciones por lo ocurrido.