Bruselas insiste en recuperar los peces primero para tener beneficios

Espe Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La pesca gallega carga contra las cuotas que limitan su capacidad productiva

08 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La verdad es que hay que tener mucho coraje y aplomo para, ante decenas de personas del sector pesquero, y en un foro convocado por una Fundación denominada Rendimento Económico Mínimo Sostible e Social (FREMSS), recalcar que lo primero y primordial es alcanzar el rendimiento máximo sostenible de una población pesquera (RMS), ya que solo así se conseguirán evitar las fluctuaciones de cuotas y conseguir el beneficio económico y social que permitirá la supervivencia del sector. Pues lo hizo Bernhard Friess, director de pesca el Atlántico de la Dirección General Mare de la Comisión Europea, que ayer, en la segunda jornada del primer congreso sobre sostenibilidad social del sector pesquero en A Coruña, no se desvió ni un momento de ese discurso reiterado por la comisaria Damanaki, que machaca que las rentas de los pescadores se incrementarán cuando haya biomasa más que de sobra para pescar.

Claro que hasta completar la recuperación de los stocks se habrán quedado en el camino muchos buques, empresas y, por tanto, pescadores. Entre 1995 y el 2012, ya se han perdido la mitad de barcos, según expuso Torcuato Teixeira, secretario de FREMSS. Y esa pérdida de flota se traduce inevitablemente en una caída de la capacidad productiva de la pesca, un sector que, a juicio de la doctora Carme García Negro, experta en Economía Pesquera, en Galicia poco tiene de primario, pues su capacidad de arrastre se mueve en niveles superiores al 30 % en el que se sitúa el sector industrial.

Visión totalizadora

Pesca entendida desde una perspectiva totalizadora: atendiendo al conjunto de sectores que integran todos y cada uno de los procesos productivos necesarios para poner en el mercado pescados y mariscos. Y en esa cadena de valor entra desde una pescantina hasta una gestoría, pues, en zonas como A Mariña, sería imposible que ese negocio existiese si no hubiese una pesca floreciente. Por eso, oír hablar en defensa de un sistema de gestión que «no propio Libro Verde da Comisión se recoñece como que foi un fracaso absoluto», recordó García Negro, y de una estabilidad relativa que quieren todos los Estados menos uno encendió los ánimos de más de un oyente y especialmente los de la profesora de la Universidade de Santiago, que no dudó en comparar la regulación de la política pesquera común con un muro que impide el acceso a los recursos y, por tanto, el mantenimiento de la capacidad productiva. «Hai que ter unha cara de cemento armado para defender determinados argumentos en materia pesqueira», espetó.

Porque lo que García Negro tiene claro es que, si no es altamente dependiente de la pesca -Europa no lo quiso ver así-, Galicia, «al menos debería ser declarada de importancia pesquera decisiva» y tener más cuota. Tanto García Negro, como Torcuato Teixeira, como Ignacio Vázquez, presidente de los arrastreros de Ribeira, hicieron hincapié en lo pernicioso de una clave de reparto de cupos que perjudica claramente a España, que tiene flota, pero no cuota, frente a otros Estados que tienen cuota, pero no flota. «Ti que eres alemán, Bernharnd: ¿qué pasaría se lle din a Mercedes ou a BMW que non pode fabricar máis coches que os que fabricaba no 86?», expuso Teixeira al representante de la Comisión. Y es que, en definitiva, eso es lo que se ha hecho con la pesca gallega: «Poñer uns topes que limitan o crecemento e iso lle pasa a poucos sectores», dijo García Negro. Freiss recordó que es gracias a que España está en la UE que puede pescar en aguas de Francia o Irlanda y recordó que el principio de estabilidad relativa se puede cambiar «si todos están de acuerdo». Ese es el problema, que solo Galicia persigue un cambio que, de no aplicarse, hará que se cumpla el augurio de Nacho Vázquez, que tras cuatro generaciones se ve como «el último mohicano» de su familia en la pesca.