Luxempart se siente «engañado» por Sousa y acusa a los auditores

Ana Balseiro
Ana Balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

Vista aérea de la sede central de Pescanova, en Chapela (Redondela), a orillas de la ría de Vigo.
Vista aérea de la sede central de Pescanova, en Chapela (Redondela), a orillas de la ría de Vigo. Janet González Valdés< / span>

El tercer accionista de Pescanova dijo al juez que confiaba en la CNMV

24 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Nunca participó en la gestión de Pescanova ni tampoco era conocedor de la situación real de sus cuentas hasta la reunión del 25 de febrero de este año, en la que Manuel Fernández de Sousa, expresidente de la compañía, citó a los cuatro principales accionistas para comunicarles que había tensiones de tesorería y que era necesario aportar más dinero. Así se pronunció ayer François Tesch, consejero de Pescanova en representación del fondo de inversión Luxempart, tercer accionista de la empresa y uno de los querellantes en el procedimiento que se instruye en la Audiencia Nacional, donde Tesch declaró ante el juez Ruz en calidad de testigo.

Según confirmaron fuentes jurídicas, en su declaración cargó contra Manuel Fernández de Sousa, por quien dijo sentirse «engañado» y «defraudado», y contra el responsable de auditoría interna de Pescanova, Joaquín Viña Tamargo, cuyo interrogatorio como imputado está previsto para el próximo lunes.

Tesch declaró en francés -la necesidad de traductor prolongó siete horas el interrogatorio- y aseguró que antes de comprar el 5 % de las acciones que vendía NCG, Luxempart realizó una auditoría (due diligence), pero que no fue exhaustiva sino todo lo contrario, porque «no le dieron tiempo para hacerla en condiciones».

Según Esther Leal, letrada de Iuris Terra Abogados, que representa a un grupo de accionistas minoritarios, Tesch dijo que se fiaron de «los informes financieros y de toda la documentación pública que había en la CNMV». Otro abogado de la acusación, Joaquín Yvancos, añadió que el consejero se escudó en que aprobaban las cuentas porque venían respaldadas por la comisión de auditoría, la auditora externa -BDO, que es «la quinta del mundo»-, y por el control de la CNMV. Tesch dijo que tras estallar el escándalo se reunió en dos ocasiones con la CNMV, una con su presidenta.

Por todo ello, insistió en que no supo nada de la trama societaria ni de los problemas de la compañía hasta el 25 de febrero, aunque le preguntaron por qué entonces en el consejo de noviembre se había aprobado la venta de la planta de Chile si no era para aliviar la falta de liquidez. Tesch lo explicó diciendo que la inversión chilena no estaba siendo rentable. Pese a ello, en las actas se hacía alusión a dicha falta de tesorería.