Los conserveros piden cuentas a la Xunta por la crisis de la toxina

e. abuín / r. estévez / m. hermida REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Las pérdidas de mariscadores, bateeiros, depuradoras, cocederos y conserveras pueden llevar el calificativo de millonarias

18 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

No es la primera vez que la irrupción de la toxina obliga a la industria de transformación gallega a destruir producto. Porque es cierto que el mecanismo que interrumpe el proceso de comercialización para que el producto no llegue al mercado en ocasiones frena la cadena cuando el bivalvo ya ha salido de bateas o de las playas. Pero este año ya van tres veces que el parón no se hace con la suficiente antelación para que la reacción ocasione el menor daño posible. En este último episodio la interrupción de la extracción de molusco se produjo cuando ya había berberechos en su lata y únicamente faltaba cerrarlas para enviarlas al mercado. Y esas ya no son pérdidas nimias, que apenas dejan impacto en la cuenta de negocio. Al contrario, sumadas las de mariscadores, bateeiros, depuradoras, cocederos y conserveras bien pueden llevar el calificativo de millonarias.

Esos perjuicios son por los que hoy Anfaco pedirá cuentas a la conselleira de Mar, Rosa Quintana, y al secretario xeral de ese departamento, Juan Maneiro. Ambas autoridades tendrán que dar explicaciones a 33 representantes de la industria de transformación, en la que el malestar es patente. «Las conserveras tienen bastante producto ya fabricado y reclaman explicaciones», señaló Juan Manuel Vieites, secretario general de Anfaco, que hoy estará presente en la reunión que se celebrará en Vigo.

Gravedad

El desasosiego también es palpable más atrás en la cadena, una molestia que se acrecienta día a día, a la vista de los acontecimientos: «O que está pasando é moito máis grave do que en principio se pensaba; hai quen está analizando mexillón dunha semana antes do peche e lle está dando que ten toxina. Aquí o importante non é que teñamos que parar a produción, cousa que se fai moitas veces, senón as perdas que hai por sacalo con toxina. E hai que recordar que estaba todo aberto, sen alerta ningunha, polo que os produtores non teñen responsabilidade ningunha», reprochó David Places, presidente de la asociación de bateeiros A Marxa.

Y es que en la crisis de la toxina llueve sobre mojado y, además, en baches mal tapados: «Se agora a xente está tan preocupada non é só polo da toxina, estamos nunha situación moi mala pola chegada de mexillón foráneo e pola mala etiquetaxe, entre outras moitas cousas», señalaba Ramón Iglesias, presidente de Aspromeri.

Eso en el caso del mejillón, que no es muy diferente al del berberecho. En Noia, según apuntan desde la que es la primera cofradía en venta de esa especie, los compradores aún ayer seguían llamando al comprobar, analíticas en mano, que casi todo el producto que adquirieron en los dos únicos días que hubo de campaña tiene toxina. Los clientes tendrán que destruirlo, lo que ya les cuesta dinero, y, por tanto, no van a pagar a una cofradía que ahora tiene 1.500 socios en paro.