Chile pone fin a 20 años de litigio y abre sus puertos a la flota gallega

Conxemar es más que una feria de pesca, de exposición de productos, captación de clientes, firma de contratos... Es también un punto de encuentro de autoridades, en el que estas despliegan toda su diplomacia. Así fue como en la antesala de la muestra, en el congreso mundial sobre pescado blanco, se selló el armisticio de un conflicto que durante veinte años ha traído en vilo a los espaderos gallegos que operan en el Pacífico: Chile permitirá por fin descargar en sus puertos a barcos comunitarios.

Será a partir de marzo del próximo año cuando los palangreros de superficie podrán dejar sus capturas en Aripa, Iquique o Punta Arenas, en lugar de desplazarse hasta Pisco o Paita, en Perú, y gastar así miles de euros más en combustible. Así lo ha asegurado Pablo Galilea, subsecretario de Pesca chileno, que se reunió a principios de semana con las autoridades españoles y representantes de la patronal pesquera Cepesca.

Chile ha puesto tres condiciones «menores». El calificativo es de Pablo Galilea. La primera es que se aborde una evaluación conjunta por parte del comité científico de la Unión Europea y el chileno sobre la situación en que se encuentran las poblaciones de pez espada. Otra es la exigencia de que toda la flota que entre en la zona económica exclusiva chilena esté controlada por sistema satelital (VMS) y, por último, el país andino impone que el censo de la flota no crezca. Es decir, que solo permitirán entrar a los pesqueros que ahora mismo están en activo. No consentirán altas futuras.

Vale, pero el sector también pone sus condiciones, que son básicamente dos: garantías de que podrán descargar también las tintoreras y los marraxos que capturan y que no se les limite el tiempo de las operaciones.

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