Navantia se sitúa fuera del mercado y prepara ajustes

Beatriz García Couce
beatriz couce FERROL / LA VOZ

ECONOMÍA

El presidente del naval público anuncia un plan de ajustes en plena negociación colectiva

17 sep 2013 . Actualizado a las 14:44 h.

No son competitivos, con unas pérdidas que no dejan de crecer, con problemas de tesorería y modelos de buques obsoletos. Ese es el diagnóstico que hace de los astilleros públicos españoles su máximo responsable, su presidente, José Manuel Revuelta, quien ayer envió una carta a la plantilla de Navantia para advertir de la difícil situación por la que atraviesa la empresa y para anunciar que ha puesto en marcha un plan estratégico para intentar revertir la situación que será presentado el próximo 4 de diciembre.

La historia de los astilleros españoles ha estado marcada por la larga travesía en el desierto de las pérdidas, que no han abandonado ni en los momentos de récord de ocupación y contratos. Desde el año 2005, en el que se creó Navantia -resultante de la última reconversión naval y heredero de algunas de las factorías de Izar-, solo en el 2007 se lograron resultados positivos, pero pese a atravesar por momentos delicados, hasta ahora nunca el máximo portavoz de los astilleros había dibujado un panorama tan negro y había situado a la empresa tan fuera del mercado.

Así, achaca la difícil situación a «la falta de competitividad, que dificultará nuestra capacidad para lograr nuevos contratos a futuro: la ausencia de una cultura de costes necesaria para competir en un contexto local e internacional en el que el coste es clave, haciendo imperioso un cambio radical en nuestra forma de trabajar, la obsolescencia gradual de los productos desarrollados por falta de nuevos contratos, y no contar con capacidades relevantes como sistemista, muy importante para competir en el mercado militar».

Pese a haber superado los seis años sin nuevos encargos, hasta hace dos contaba con pedidos en todos sus astilleros, aunque alguno, como el modelo de submarino S-80 para la Armada española, ha supuesto un quebranto económico y laboral a la firma, debido a los problemas técnicos detectados.

En su misiva, Revuelta ahonda más en la pérdida de competitividad de la empresa pública con respecto a sus rivales. «Navantia se encuentra en una situación de pérdidas estructurales que es necesario revertir, especialmente cuando muchos de nuestros principales competidores han presentado resultados positivos en los últimos años».

Casi un año y medio después de asumir la presidencia de la empresa, anuncia un plan de ahorro de costes, la redefinición del programa del nuevo submarino y la potenciación de áreas como la de reparaciones navales o de apoyo al ciclo de vida de los nuevos buques.

La tijera planea por el futuro a corto plazo por la compañía, ya que Revuelta afirma que el cambio en el modelo de trabajo «optimizará los procesos con orientación al coste» y también será necesario un nuevo marco laboral, «en línea con las necesidades de las empresas que compiten a nivel global, mejorando en flexibilidad y eficiencia». Este aviso a navegantes se produce en plena negociación de un convenio colectivo que solo estará vigente hasta finales de año y en el que la empresa ya ha advertido que recortará derechos sociales a su plantilla.

El anuncio del nuevo plan estratégico -el enésimo en la compañía pública- ha levantado las suspicacias de los representantes de los trabajadores, que el pasado miércoles se reunieron con José Manuel Revuelta para abordar la crisis de contratos por los que pasa la firma. Los astilleros de la ría ferrolana se quedarán totalmente parados en tres meses si antes no se logran nuevos pedidos. El presidente asegura que la obra con mayores perspectivas de cuajar son cuatro gaseros para la industria nacional. ¿Habrá cierres de centros o despidos de personal en el nuevo plan? «A día de hoy no», afirmó lacónico.