El peaje del mejor mejillón del mundo

redacción / la voz

PONTEVEDRA CIUDAD

Los bateeiros viven pendientes de la evolución de la marea roja, que remite a cuentagotas

11 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Galicia, además del mágico país del millón de vacas, es también el país de las 3.300 bateas; un lugar donde el sector mejillonero es peso pesado y puntal de la economía. Teniendo en cuenta esa circunstancia, cualquier varapalo que se lleve, por diminuto que sea, se reviste de importancia. Ahora el problema es la toxina, que mantiene cerrada la extracción de bivalvo en prácticamente toda Galicia. Quienes conocen de cerca este mundo saben que la marea roja no es más que un proceso natural que viene y va, algo con lo que están acostumbrados a convivir y que no debería dar demasiados dolores de cabeza a nadie. Pero lo cierto es que los da. ¿Por qué? Todo parte de la atomización que vive el sector.

La marea roja, por sí sola, únicamente preocupa a los productores cuando se alarga demasiado en el tiempo. Ahora mismo todavía no es el caso. No en vano, aunque en algunas zonas los polígonos de bateas sí llevan meses cerrados, el termómetro más importante es el de la ría de Arousa, que es donde se ubican un total de 2.200 bateas. Y en el caso arousano se paró de trabajar por la toxina a mediados de julio. Dicen voces autorizadas del sector que si el cierre se prolonga una semana más entonces sí se podría empezar a hablar de pérdidas importantes y de que el mercado podría quedar desabastecido. Pero que por ahora no hay que ser «alarmistas, está indo algún mexillón ao fondo, pero as perdas aínda non son unha catástrofe. Se abre pronto, salvamos».

¿Cuál es entonces la preocupación? Lo que realmente trae por la calle de la amargura a los productores no es tanto la existencia de la marea roja, de la que insisten una y otra vez que «é algo natural» sino lo que va a pasar, por ejemplo, cuando empiecen a abrir los polígonos. Los bateeiros temen que como abran todos juntos se sature el mercado de mejillón y, acto seguido, como consecuencia inevitable, caerán en picado los precios. Es la implacable ley de la oferta y la demanda.

¿Qué se podría hacer para evitarlo? El sector dice que la receta es complicada, pero posible. El problema es que el mundo bateeiro es un gigante con los pies de barro; tan poderoso como fragmentado. El hecho de que no haya una sino numerosas organizaciones de productores impide que se pueda organizar el trabajo de tal forma que se evite el desplome de las cotizaciones. Encima, está el miedo a Competencia, porque ya hubo multas por pactar precios y nadie quiere arriesgarse a ello. Así que estos días ni siquiera parece haber contactos entre las agrupaciones para buscar alguna fórmula que permita esquivar el problema de la sobreoferta.

En continuo cambio

Por tanto, bien sea porque quieren y necesitan volver al trabajo o bien porque temen el asunto de la saturación del mercado, los bateeiros gallegos viven estos días pendientes del Intecmar, el instituto público encargado de hacer los análisis para saber si la toxina remite o no. De momento, no les está dando demasiadas alegrías. Aunque parece que está soplando viento del norte y que la marea roja debería empezar a remitir, de momento sigue cerrada la extracción de mejillón en prácticamente toda Galicia. Solamente se puede trabajar en una zona de la ría de Vigo y en veinte bateas del sur de la ría de Arousa. Habrá que ver qué ocurre en los próximos días.

Ante este panorama, las interpretaciones que hace el sector varían un poco dependiendo de la zona a la que pertenezcan. Un productor de Moaña, de la agrupación Socomgal, señalaba lo siguiente: «Aquí estivemos tres meses pechados. Entendemos que en Arousa tamén se queixen, pero a súa situación non é comparable coa nosa. Nós temos unha perda de produción do 40 %». Desde la ría arousana, precisamente, hablan personas como Francisco Padín, presidente de Amegrove. Señalaba que las bateas de O Grove son las que más sufren los cierres por toxina en la ría de Arousa. Quizás por eso, los mejilloneros de Amegrove se han acostumbrado a la toxina. «Estamos acostumados a convivir con ela», dice. Este episodio tóxico, de momento, se vive «coa tranquilidade de saber que é unha situación completamente normal». Algo similar señalaba Alejandro Tubío, presidente de Arousa Norte. «Non queremos ser alarmistas, a marea vermella é algo natural. Se se prolonga moito teremos problemas, esperemos que abra pronto». Desde Corme, donde hay veinte bateas, explican que allí la marea roja es el pan de cada verano, así que se sufre con resignación.

Excelente calidad

Más allá del problema puntual de la marea roja, lo mejor que dicen desde el sector bateeiro tiene que ver con cómo está el mejillón este año. Le ponen los mismos adjetivos desde la ría de Arousa, Pontevedra o Vigo: «Moi gordo e cunha calidade excelente, o mexillón é fabuloso». De hecho, los mejilloneros esperan que cuando pase la toxina puedan ponerse en firme con la campaña de la industria que esperan que sea magnífica. Que así sea. Que el oro negro de las bateas bien lo merece.

3.300

Número total de bateas

De ellas, 2.200 están ubicadas en la ría de Arousa.

4

Meses de cierre de algún polígono

En la ría de Pontevedra hay polígonos cerrados desde marzo.

40 %

Pérdidas en algunas bateas

En casos muy concretos se perdió el 40 % del mejillón.

Información elaborada con aportaciones de María Hermida, Rosa Estévez, Maía Eimil, Cristina Viu y Soledad Antón.