La muerte de las cajas: mala gestión, mala supervisión y pésimas reglas

s. vázquez / m. beramendi REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Una mujer opera en un cajero en una oficina de NCG en A Coruña.
Una mujer opera en un cajero en una oficina de NCG en A Coruña. gustavo rivas< / span>

El papel de los exdirectivos, del Gobierno y del Banco de España, las claves del fiasco

07 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Sin saber aún qué responsabilidades políticas dirimirá la comisión de las cajas, concluida esta semana, el trabajo parlamentario sí ha servido para aclarar algunas cuestiones. Han faltado comparecientes clave, como la ex conselleira Marta Currás o el ex gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Y sobre todo, documentos restringidos, como actas de consejos de administración, asambleas generales y comisiones de control. He aquí algunos puntos clave.

Embrollos políticos

¿Auditoría? No, «due diligence». El griterío político que generó la fusión de las cajas fue en ascenso y se vertebró en torno al trabajo de KPMG porque dio pie a que se estudiase la fusión por parte de Caixa Galicia y Caixanova. Pero, ¿qué dice ese informe?. En primer lugar que se trata de un trabajo que no recomienda nada; pero sí considera que la unión de las dos cajas era posible en unas condiciones económicas determinadas y con unas reglas legislativas conocidas. Añadía además que el adquiriente fuese Caixanova por una cuestión técnica, ya que contablemente esa opeación podría minimizar las cargas futuras en las cuentas de resultados de la entidad fusionada. Pero nada más.

Banco de España

Movimientos políticos agobiados por la economía. El que fuera gobernador del Banco de España en el período en el que tuvo lugar la fusión de las cajas jugó un papel activo para impedir que Galicia continuase posicionada en el mapa financiero español como hasta entonces. En varias ocasiones, según desveló en sede parlamentaria esta semana el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, el hoy ex gobernador se opuso a la fusión de las dos entidades gallegas. Sus planes eran otros. Pasaban por un SIP entre Caixa Galicia, CAM y Caja Madrid, mientras que Caixanova se incluiría en otro aún no definido.

Los gestores

Méndez y Gayoso se lavan las manos. Defendieron su gestión pese a la contundencia de los hechos. Y de algunos datos arrojados en esta comisión: solo entre el 2004 y el 2009, el crédito inmobiliario de ambas entidades pasó de 3.500 a 17.000 millones. Lo dijo también Castellano el último día: las cajas se metieron en negocios no bancarios. Pero el papel de los ex directivos en el fiasco de la fusión no entra solo en el terreno gestor. Ni Gayoso ni Méndez quisieron nunca unir las cajas gallegas. Un proceso trufado de rivalidades en el que más que el resultado final de la operación, preocupaba quién se llevaba las sedes.

Las indemnizaciones

García de Paredes, el único claro. Dijo lo que le habían ofrecido, lo que había firmado y a lo que había renunciado. No puede decirse lo mismo del resto, como Pego y Gayoso, que se ampararon en el paraguas de la Audiencia para guardar silencio. Al menos la comisión sí ha dejado clara una cosa, revelada por Caballero Miranda, representante de Facenda en la comisión de control. En el primer consejo de la caja fusionada, celebrado el 1 de diciembre del 2010, se firmaron los contratos de alta dirección sin que en ese momento el resto de consejeros conociese el importe de los blindajes. El Banco de España sí, y ordenó dotarlos.

El futuro

Sin intento de fusión, hoy no existiría NCG Banco. Del trabajo parlamentario de estas dos últimas semanas también puede deducirse que pese al infructuoso intento de fusión, al que el Gobierno central le dio la estocada con el decreto que bancarizó las cajas a mitad del partido, sí ha servido para algo: alumbrar el proyecto de un banco gallego que recogió el legado de las extintas cajas de ahorro. Una entidad con un futuro incierto y complejo, pero que permite a Galicia estar viva en el mapa financiero.