La supresión de la cuota láctea amenaza aún más los precios

Xoán Ramón Alvite Alvite
X. R. Alvite REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

El sector teme que, sin tasa desde el 2015, la producción se dispare

30 mar 2013 . Actualizado a las 21:13 h.

Las cuotas lácteas pasarán a la historia el 31 de marzo del 2015. Hay un profundo desasosiego en el sector lácteo gallego, que teme las consecuencias de una liberalización total de los mercados. Muy pocos de los que en los ochenta salieron a la calle en protesta por la aplicación de las cuotas podrían imaginar que acabarían pidiendo su continuidad.

Un escenario sin ningún mecanismo de intervención siembra de incertidumbres el futuro del campo gallego. Previsiblemente, la ausencia de limitaciones hará que la producción aumente y traiga consigo una presión a la baja sobre los precios que recibe el ganadero.

Las cuotas surgieron como un mecanismo de control del mercado que perseguía proteger las rentas de los ganaderos ante situaciones de sobreproducción que provocarían justamente un hundimiento de los precios. En Europa comenzaron a aplicarse cuando la producción empezó a ser excedentaria. Se asignó a cada país una cantidad máxima anual. Lo que cayó como una losa sobre el sector ganadero gallego. Principalmente porque la cantidad de referencia individual asignada a cada granja era reducida y eso se entendía como un lastre para crecer. Las cuotas llegaron a Galicia en un momento en el que el sector comenzaba a despegar y su asignación se tuvo en cuenta atendiendo a criterios tan poco claros como las declaraciones de los propios ganaderos. Muchos, por temor a mayores impuestos, mintieron en sus cifras y con ello recibieron cupos inferiores al que era su volumen real de leche.

Cupos y sanciones

Hubo fuertes sanciones económicas a aquellos productores con mayores desfases entre su cuota y la cantidad de leche entregada a la industria. Lo que dio en llamarse supertasa (multa del 115 % del precio indicativo por cada litro que se excediese de lo asignado) hizo tomar verdadera conciencia al sector de la importancia de disponer de la mayor cantidad posible de estos derechos de producción.

Técnicamente ya llevamos cuatro años sin límites de producción. En el 2008 se decidió aumentar de forma lineal los cupos a cada Estado miembro a raíz de un 1 % anual. Una medida para que el sector se fuera adaptando a la desaparición de las cuotas. Desde entonces, los ganaderos han podido producir cuanto han querido sin temor a multas por excesos. La sangría en el número de establos que abandonan su actividad y los bajos precios de la materia prima en origen en este período han ayudado a que España no supere los 6,2 millones de toneladas de leche anuales que tiene asignados.