El Banco de España anima a usar la reforma laboral para bajar salarios

Juan oliver REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Prevé que el 2013 se cierre en recesión, con el desempleo por encima del 27 %

27 mar 2013 . Actualizado a las 23:31 h.

España cerrará el año 2013 en recesión, con una caída de su producto interior bruto (PIB) del 1,5 %, y una tasa de desempleo galopante que se aupará al 27,1 %. Solo empezará a crecer levemente bien entrado el 2014, que registrará un sutil aumento del PIB del 0,6 %. Y aunque en ese ejercicio se podría empezar a crear empleo neto después de un lustro de destrucción casi continuada de puestos de trabajo, el paro apenas bajará tres décimas para quedarse en el entorno del 26,8 %, por encima del 26 % actual.

A pesar de todo eso, el Banco de España, que ayer hizo públicas esas previsiones en su boletín de marzo, insinúa que este mismo año podrían florecer algunos brotes verdes en el leño seco de la economía española, y, que, incluso, esa primavera adelantada podría ser aún mejor si los sueldos bajaran más de lo que ya lo han hecho: «Un mejor aprovechamiento de las posibilidades que ofrece la nueva legislación laboral para adaptar los salarios al tono de extrema debilidad del mercado de trabajo podría tener un importante efecto moderador [...] de la destrucción de empleo», asegura la entidad central.

Lo cierto es que el informe no profundiza en esa afirmación, y ni siquiera explica, en el análisis retrospectivo del 2012, que desde la entrada en vigor de la reforma laboral en febrero de ese mismo año, y a pesar de que los costes salariales ya han bajado desde entonces un 3,6 % (un 7,7 % en Galicia), se han destruido ya más de 746.000 puestos de trabajo.

Paga extra de los funcionarios

El texto, incluso, reconoce que buena parte de la moderación salarial global lograda el ejercicio pasado se debió a la supresión de la paga extra de diciembre de los funcionarios públicos, una medida que tuvo una seria incidencia sobre la demanda interna en una de las épocas de mayor consumo del año, y nula, en cambio, sobre la competitividad de las empresas españolas en el exterior, a la que el Banco de España fía buena parte, por no decir todas, sus previsiones de recuperación.

Así, la entidad que preside Luis María Linde reconoce que el consumo de los hogares españoles «seguirá acusando la fragilidad del mercado de trabajo y el impacto de la consolidación fiscal sobre sus rentas reales», es decir, que no estarán en disposición de contribuir a esa esperada reactivación.