A Merkel se le agota la paciencia

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La idea de Chipre de meter mano en los fondos de pensiones no es del agrado de Alemania

23 mar 2013 . Actualizado a las 14:51 h.

No hay respiro para Chipre. Entienden sus socios europeos que solo si le aprietan las tuercas a más no poder pasará por el aro de un rescate sufragado en parte con el dinero de los depósitos bancarios. Y, a la diminuta isla le llueven las amenazas. Desde todos los frentes. Un coro perfectamente orquestado, en el que la voz cantante la lleva el BCE (es el que mantiene con vida a los bancos chipriotas) y al que ayer se sumó la gran diva de la ópera europea: Angela Merkel. Dijo la canciller en una reunión a puerta cerrada con sus correligionarios del grupo parlamentario democristiano -sus declaraciones fueron convenientemente difundidas después por los asistentes- que la letra del plan B ideado por la isla para saciar las exigencias europeas -las suyas, vamos-, no es de su agrado. Que eso de recurrir a los fondos de pensiones para conseguir parte de los 5.800 millones que se le exigen para cofinanciar su propio salvavidas no le suena bien. Que la música ha de ser otra. No tiene sentido arriesgar los fondos de pensiones de la población para evitar meter a fondo la mano en los depósitos de más de 100.000 euros sin tener que tocar a los que superen esa cifra.

Y, sobre todo, dejó claro la canciller que quiere ya el libreto sobre la mesa de la troika para poder estudiarlo. Porque su paciencia tiene un límite y es mejor no ponerla a prueba.

Considera también Merkel que a Chipre le conviene ir haciéndose a la idea de que «su modelo de negocio está muerto», en palabras de su ministro alemán de Finanzas. Se refiere al elevado peso que tiene la banca en el país (supone siete veces su economía) y a la gran dependencia de capitales extranjeros (un tercio del dinero depositado en las entidades de la isla está en manos griegas y rusas).

Con toda esa presión en el ambiente y el tiempo, a todo correr, en su contra, en Chipre ayer todo eran prisas para sacar adelante el famoso plan B y que, al cierre de esta edición, ya se había aprobado en parte, y por unanimidad.

¿En qué consiste el plan B de Chipre?

El Parlamento de Chipre tenía previsto autorizar, entre otras cosas, la creación de un Fondo de Solidaridad Nacional, restricciones a los movimientos de capitales, la reestructuración del segundo mayor banco del país, el Laiki Bank, y una nueva variante de la controvertida quita sobre los depósitos, indultando, eso sí, a los de 100.000 euros para abajo. Los dos primeros puntos ya habían recibido anoche la luz verde parlamentaria.

¿De qué dinero se nutrirá el Fondo de Solidaridad Nacional?

A él se destinarán, en principio, parte de las reservas de los fondos de pensiones y del seguro médico de los empleados públicos; valores inmobiliarios del Estado y de otros organismos, la Iglesia ortodoxa entre ellos; parte de las reservas de oro del Banco Central de Chipre, e incluso los derechos de las reservas de gas que Chipre disputa a Turquía. El fondo emitirá bonos respaldados por esos activos y el Estado obtendría así recursos para recapitalizar su maltrecho sistema financiero.

¿Qué pasará con los depósitos?

De acuerdo con las últimas informaciones de los medios chipriotas, lo que está sobre la mesa es una quita del 15 % para los depósitos de más de 100.000 euros, los que quedan fuera del manto protector de los fondos de garantía nacionales.

¿Qué será del sistema financiero?

Al sobredimensionado sector bancario no le queda otra que adelgazar. La segunda mayor entidad chipriota, el Laiki, se dividirá en un banco bueno y un banco malo. El primero, que se fusionará con el mayor del país, el Banco de Chipre, mantendrá todos los depósitos de hasta 100.000 euros, créditos y propiedades que se pagan de forma normal, mientras el segundo cargará con los créditos con riesgo de impago y los depósitos de más de 100.000 euros.

Y, ¿cuando abran los bancos?

Para evitar la fuga masiva de dinero y el colapso del sistema financiero, se introducirán limitaciones temporales a las transacciones de capital, como recomendó Bruselas. Así, grandes sumas de dinero no podrán ser transferidas al extranjero sin la aprobación expresa del Banco Central de Chipre.