«Es malo, pero no firmarlo puede ser peor»

Elisa Álvarez González
elisa álvarez SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Un pasajero facturando ayer en Lavacolla.
Un pasajero facturando ayer en Lavacolla. mónica ferreirós< / span>

12 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Hora no punta en el aeropuerto de Lavacolla, de Santiago. El que antes era un aeródromo casi de andar por casa, en donde los pasajeros llegaban con los minutos justos y lo tenían todo a mano, ahora recuerda a una versión mini de la famosa T4 de Madrid. Lo notan los trabajadores, que no logran familiarizarse con las nuevas instalaciones. «Antes saludabas a muchos compañeros que pasaban por aquí, ahora tienen que venir expresamente al mostrador a hablar contigo, o no ves a nadie».

En el aeropuerto trabajan unas noventa personas de Iberia distribuidas en distintos departamentos. En algunos mostradores optan directamente por la callada y remiten a los representantes sindicales. En otros son más receptivos. Uno de los aspectos más llamativos es que están totalmente informados sobre el conflicto y los avances en el proceso de negociación. Ya no hay que explicar que los sindicatos que representan al personal de tierra parecen haber aceptado la propuesta del mediador, o que mañana se reunirán con Gregorio Tudela para dar su respuesta definitiva. Están al tanto de las últimas noticias.

El hecho de que se vaya a intentar reducir personal mediante prejubilaciones, recolocaciones y bajas incentivadas consuela a los empleados de la compañía aérea. El ambiente es de aceptación. «El preacuerdo es malo porque es verdad que se destruyen empleos, pero no firmarlo podría ser peor», dice Sabino, uno de los empleados que trabajan en la capital de Galicia.

Lo cierto es que mientras no haya un acuerdo ratificado, la sensación es de «intranquilidad», ya que «si no se firma pueden empezar las cartas de despido».

En Santiago el número de trabajadores que pueden entrar en esta reducción de plantilla roza la veintena, «pero mejor que se vaya gente de forma voluntaria y a través de prejubilaciones o de bajas incentivadas que mediante despidos», explican los trabajadores.

La primera consecuencia, si se ratifica el acuerdo mañana, es la desconvocatoria de huelga que comenzaría el próximo lunes. Tampoco en este caso los trabajadores de la terminal compostelana creen que se hayan generado demasiados problemas, «en general los pasajeros se han ido recolocando en la central de reservas y no tuvimos muchas protestas», explican. Mañana se sabrá si la desconvocatoria es definitiva o no. Al margen de la respuesta del sindicato de pilotos, que tardará, el resto parecen resignados a admitir que la mejor oferta es la menos mala.