Ni esta generación ni la anterior habían sufrido nada igual

ECONOMÍA

Nos encontramos en medios de una regresión salarial que no conocíamos en toda nuestra historia reciente

24 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Estamos en el medio de una regresión salarial en Galicia, y en España, que no conocíamos en toda nuestra historia reciente. Ni esta generación ni la anterior habían visto, y sufrido, nada igual.

Estábamos instalados en el orden lógico de las cosas: después de la miseria de la dictadura, cada año que pasaba subía el salario de los trabajadores y en general las condiciones de vida y de trabajo de la inmensa mayoría de la sociedad. Así hasta el 2009, el año fatídico en el que la crisis generada en y provocada por el capitalismo financiero especulativo se está llevando por delante este progreso lineal que llevaba a que los hijos vivieran, y cobraran, más que sus padres.

Es difícil saber lo que ya hemos perdido y cuánto más perderemos hasta que esto pase. Han perdido los pensionistas por lo menos un 8 % del valor real de su pensión. Algo más los trabajadores que están con el salario mínimo interprofesional (SMI) y muchísimo más los empleados públicos que ya han perdido el 25 % de su poder adquisitivo, un recorte brutal de su renta.

Y también están perdiendo el sector más numeroso de asalariados, los que trabajan en el sector privado, que sufren la devaluación salarial de formas diversas. Desde reducciones directas de sus salarios a reducción de jornada con la caída correspondiente. Desde convenios colectivos con incrementos muy por debajo del IPC hasta descuelgues de las empresas para no aplicarles el convenio colectivo. E incluso la renuncia colectiva a una parte del salario para evitar el despido de una parte de la plantilla.

Las consecuencias de este proceso inconcluso de devaluación salarial son terribles, en especial ahora que la inflación vuelve a estar en el 3 %. En los hogares se transforma en pobreza y desigualdad con la aparición de los riesgos de la exclusión social en familias que no hace tanto eran de clase media. Ya se nota en la bolsa de la compra y desde luego en los hábitos de la vida.

Y también se nota en la evolución de la economía, porque los salarios son la parte fundamental del consumo y por lo tanto de la demanda agregada, y su reducción es la que está detrás de la caída del PIB y con ello de la destrucción del empleo. Porque estamos también en una crisis de demanda, de las clásicas, de las de toda la vida. Y esto se mide estadísticamente porque la participación de las rentas salariales en la renta nacional ha caído cuatro puntos desde el año 2009, algo que tampoco había ocurrido nunca desde que recuperamos la democracia.