Berlín, una mancha en el impoluto historial germano de la austeridad

Tomás García Morán
Tomás G. Morán BERLÍN, FRÁNCFORT / ENV. ESPECIAL

ECONOMÍA

Las millonarias obras del nuevo aeropuerto internacional de Berlín, que acumulan 4 años de retraso, se han convertido en un quebradero de cabeza para Merkel.
Las millonarias obras del nuevo aeropuerto internacional de Berlín, que acumulan 4 años de retraso, se han convertido en un quebradero de cabeza para Merkel. Patrick Pleul < / span> efe< / span>

02 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Berlín no es precisamente la capital europea de la austeridad. La capital de la Alemania de Merkel, con una deuda de 62.000 millones de euros, recuerda a cualquier ciudad española hace cinco años: proliferan las obras, algunas mastodónticas, y aún siguen construyendo macrocentros comerciales que también aquí son copados de inmediato por Inditex. Tampoco Berlín es ningún ejemplo de eficiencia. Por su peculiaridad histórica, muchas entidades públicas están duplicadas a un lado y otro del muro que ya no existe (dos zoos, dos óperas, dos bibliotecas nacionales...) y muchas instituciones mantienen una segunda sede en Bonn. El Reichstag, símbolo como ningún otro de la Alemania unificada, ocupa media docena de edificios imponentes a ambas riberas del río Spree. Cada uno de los 600 diputados del Parlamento alemán tiene aquí un apartamento para uso personal y una oficina con entre tres y seis asistentes.

Las grandes inversiones, la ocupación de espacios muertos en la zona oriental y de edificios históricos destruidos por los bombardeos, aún no ha terminado. Uno de los mayores proyectos en marcha es la reconstrucción completa del gran Palacio Imperial de los Hohenzollern, los reyes de Prusia, una obra que con los sobrecostes roza ya los 800 millones. Ninguno de estos proyectos, no obstante, compite con el disparate del nuevo aeropuerto. Cualquier berlinés que despegue de Tegel (el pequeño y anticuado aeródromo de la zona occidental, y actualmente el único que funciona en la capital federal) y aterrice en la T4 de Madrid tiene derecho a estar enfadado. Pero Berlín tardará en tener un aeropuerto acorde. La obra fue presupuestada inicialmente en 1.700 millones y ya se han gastado 4.300. Pero no hay fecha para su inauguración. Las deficiencias son tales que algunas voces ya proponen demoler la terminal y empezar de cero.