Un año más, y ya van cinco, la leche gallega registra el dudoso honor de ser la peor pagada de España. Desde que en el 2007 cotizara por encima de la media, las industrias la han pagado entre 1,7 y 2,8 céntimos por debajo. Los ganaderos gallegos cerrarán el ejercicio, a la espera de conocer las liquidaciones de diciembre, con una media ligeramente superior a los 30 céntimos, tres por debajo de comunidades limítrofes como Asturias o Castilla y León, y hasta cinco céntimos menos que Andalucía.
Si bien no existe una causa objetiva que lo justifique, las empresas lácteas apuntan a que las diferencias se deben únicamente a las primas que las industrias abonan a las granjas por su volumen de producción. Desde la Asociación Galega de Empresas Lácteas, que aglutina a una veintena de firmas que recogen más del 75 % de la leche gallega, sostienen en cambio que el precio pagado por la industria en Galicia está siempre por encima de los datos que publica el observatorio de precios de la Xunta, y que es muy similar al del resto del país. Los productores, por su parte, cargan con dureza contra las políticas comerciales de la mayoría de las industrias, única justificación, a su entender, para esas desigualdades.
Contratos lácteos
Los ganaderos gallegos esperan que la firma de contratos lácteos entre industrias y productores, obligatoria a partir del primer trimestre de 2013, permita corregirlas y fijar criterios objetivos para establecer los precios. De hecho, la puesta en marcha de las organizaciones de productores, con capacidad legal para negociar con la industria, permitirá que granjeros de varias regiones puedan hacer frente común para mejorarlo.
Del mismo modo, tanto la ley de concentración de la oferta como la normativa que regulará la formación de la cadena alimentaria, que ultima el Ministerio de Agricultura, permitirán dotar de mayor transparencia al proceso de formación de precios.