Cándido Fuentes y Carmen Corral (Zas): «10 euros son moito cando só tés 5»

Juan Ventura Lado Alvela
Juan Ventura Lado CEE / LA VOZ

ECONOMÍA

Carmen y Cándido viven a medio camino entre A Coruña, donde tienen un piso, y Zas, donde trabajaron toda la vida.
Carmen y Cándido viven a medio camino entre A Coruña, donde tienen un piso, y Zas, donde trabajaron toda la vida. ana garcía< / span>

06 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Cándido Fuentes López trabajó toda su vida de electricista, «sen un día de baixa». Primero en empresas privadas, que le doblaron el sueldo «de 5.000 a 10.000 pesetas». Cuando se cambió de una a otra le permitieron pagar su piso de A Coruña «en dous anos». Después, como autónomo en la última etapa «por consello do asesor» incrementó la cotización a la Seguridad Social para cobrar «unha pensión moi boa» que percibe desde hace 11 años cuando se jubiló con 65 y que ronda los 1.000 euros. Su mujer Carmen Corral Parada, que tiene 72, sirvió en una casa, además de atender la propia, pero nunca la aseguraron y percibe 347 de una paga no contributiva «que é pouco, pero axuda moito».

Ellos, que gozan de su retiro en Baio (Zas), se consideran afortunados porque no sufren grandes estrecheces, pero son conscientes de que «hai xente que o está pasando realmente mal», sobre todo porque las posibilidades laborales bajaron mucho, respecto a la época en la que eran empleados, e incluso los pensionistas «que non teñen as patacas e as verduras da aldea» notan los recortes.

«Dez euros son poucos cartos, cando tés vinte, pero fanse moitos cando só tés cinco», explica Cándido, que se muestra crítico con el papel del Gobierno respecto a los pensionistas y a la población en general. «Este ministro [José Manuel Soria] será muy guapo e máis do PP -tamén son eu-, pero o que fixo coa tarifas retroactivas das liñas eléctricas non está ben, así que agora esperemos que nos repartan o de Ferrán [expresidente de la CEOE encarcelado] entre todos», apunta con sorna el jubilado, que trata siempre de buscarle un punto de humor a la vida porque «se non, non hai maneira».

A su juicio, el principal problema de los pensionistas es que «non teñen unha chapuza, nin unha hora extra»; lo que perciben son «fabas contadas» y mientras sus ingresos se quedan estancados, con la decisión política de no revalorizarlos, «o leite, o aceite e todo o demais, segue subindo», por lo que anima a todas las personas que todavía están en edad de trabajar para que «fagan algo de previsión», porque llegar a la jubilación sin una casa en la que meterse o sin un pequeño colchón económico «en tempos coma estes, ten que se por moi costa arriba».

No es su caso, porque gozó de una dilatada trayectoria profesional «sen parar nin un día» y ha dejado un negocio en funcionamiento que ahora gestiona su hijo, lo que le permite a él y a su esposa disfrutar de una jubilación «activa», porque aunque no sea ya en el plano laboral «un nunca pode estar parado». Así que colabora en prácticamente todas las iniciativas sociales que se desarrollan en su localidad. Desde presidir la coral Xan Mella o la asociación de vecinos hasta formar en primera línea de los voluntarios de Cáritas. Tanto Cándido como Carmen, siguen «aportando o que se pode» para hacer más llevadera la vida de los que no han tenido mucha suerte.