Dicen los expertos que un empacho agudo de endeudamiento lleva digerirlo una década. Si ese fuese el caso, en Galicia iríamos por la mitad del túnel ahora que hemos entrado en el 2013. Por un sobreendeudamiento de las empresas, los hogares y -solo al final- las Administraciones públicas que se ha llevado ya por delante nuestro sistema financiero, buena parte del sector inmobiliario, a una generación de jóvenes sobradamente preparados y que está dejando temblando las redes de infraestructuras, el sistema público de pensiones, el esfuerzo en innovación o la cobertura de los servicios públicos. Además, por si fuera poco, todo eso sucede en un contexto de recesión económica en el conjunto de la UE, con una parálisis presupuestaria y estratégica de la misma, con tensiones para mantener la cohesión social y territorial en el conjunto de España y con una carencia absoluta (en Europa, España y Galicia) de alternativas al pensamiento neoliberal como alternativa para salir adelante. Una carencia que se agiganta cuando el óxido de la corrupción y el capitalismo de amiguetes lo impregna todo y a casi todos.
Y, no obstante, Galicia cuenta con oportunidades y recursos que nos debieran haber permitido, antes, esquivar este terremoto y, ahora, recuperar una senda de empleo y bienestar social. Una senda orientada al exterior y, por eso, priorizadora del capital humano, innovador, empresarial, de infraestructuras que tenga ese único norte. Que nos permita depender cada vez menos (en el turismo, en lo financiero, en los mercados para nuestras empresas, en la financiación pública) del resto de España. Dejar de vivir de la cohesión española y de su frágil Estado de bienestar. No obstante y como suele decirse, es mejor dar trigo que predicar. Por eso me permito recomendar la lectura de un documento estratégico ya del año 2007 en el que colaboré con un grupo de cualificados economistas (Globalización, competencia e deslocalización de acceso libre en formato pdf en http://webs.uvigo.es/aprada/libros_coordinador.htm) singularmente sus páginas 83 a 88. Visto desde hoy es la crónica de lo que pudo haber sido y no fue. Aunque lo más preocupante será comprobar -también en el 2013- el inamovible porqué de esa imposibilidad.