Pasan dos días a la intemperie para disputarse un puesto laboral en A Coruña

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

ECONOMÍA

GUSTAVO RIVAS

Decenas de personas guardan cola a las puertas de un hotel desde el lunes

07 nov 2012 . Actualizado a las 04:56 h.

Hará cosa de dos semanas, alguien les dijo al oído que una empresa que paga bien necesitaba ampliar su plantilla. Sin más detalles. No les especificaron si el sueldo sería de mil, dos mil o seiscientos euros. Ni siquiera qué puesto o capacitación requerían. Les bastaba con saber que SGL Carbón ofrecía un empleo, que había que disputarlo con muchos otros aspirantes y que solo tendrían derecho a presentarse al examen las primeras sesenta personas que entraran hoy por la puerta del Hotel Ciudad de La Coruña. El lunes a las cinco de la tarde ya eran sesenta. Y ahí siguen. A la intemperie.

Porque por las noches, en el barrio coruñés de Adormideras -a tiro de piedra de la torre de Hércules-, donde se encuentra el hotel que la empresa contrató para recibir las solicitudes de empleo, hace un frío que pela y un viento de mil demonios. Menos mal que la lluvia dio tregua. Y menos mal que los aspirantes se organizaron como si llevaran toda la vida juntos. Lo primero que hicieron fue una lista con los sesenta primeros para dejar claro al que llegue que el cupo está cubierto, que si quieren quedarse por si alguno causa baja que se queden, pero avisan que el esfuerzo podría ser en vano. Aun así, hay quien no se va y espera que la paciencia o el frío acabe con alguno de los primeros que llegaron. Pero no tiene pinta. Sergio Manteiga, por ejemplo, tiene el número 61 y no piensa moverse.

Lo siguiente que hicieron fueron turnos para comer y ducharse. Y pasar lista cada dos o tres horas para que nadie haga trampa. Porque el primer artículo de su constitución habla de que el que quiera el empleo ha de estar allí a pie quieto. Con una salvedad: se permite a amigos y familiares guardar el sitio por unos minutos.

Se mueven por grupos. Mientras unos van a comer una tacita de caldo al bar próximo, otros se quedan. Así pasan el día. La noche es peor. El que tiene coche, que son contados, pues lo lleva mejor. Pero hay quien no lo tiene y ha de soportar el frío a la luz de la luna.

Mientras hacen méritos bajo el andamio de un edificio para ser el elegido, hacen cábalas de cómo será el examen al que se tendrán que enfrentar el jueves. Uno de ellos pudo arañar algo a la empresa y le dijeron que se trata de una prueba de cultura general, con algo de matemáticas, nociones de física y de prevención de riesgos laborales. Suponen que también habrá una entrevista personal.

El que más nota saque no empezará a trabajar al día siguiente, pues la empresa sacó una plaza pero no especificó para cuándo. Les dijeron que será a lo largo del año, cuando alguien cause baja en esta factoría. También habrá cinco suplentes por si el primero falla. Difícil. Alguien que pasa dos noches a la fresca no se rinde. No falla.