Aluminio gallego contra las cuerdas

Mar García Balseiro
mar g. balseiro VIVEIRO / LA VOZ

ECONOMÍA

XAIME RAMALLAL

De la factoría de Alcoa, que aporta el 35 % del PIB de la provincia, dependen cinco mil familias

25 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

«Alcoa no es solo aluminio, es la base de la calidad de vida de nuestras gentes». Esta frase del médico Pablo Mosquera define el peso que la factoría de la multinacional tiene en la comarca de A Mariña desde aquel lejano mes de noviembre de 1974 en el que un Consejo de Ministros aprobó la inclusión de los municipios de Xove y Cervo, en los que se asienta, en la llamada Gran Área de Expansión Industrial de Galicia. Aquella inversión, cifrada en 204,3 millones de euros (34.000 millones de pesetas de las de entonces), supuso un revulsivo para una comarca cuya economía se basaba en la actividad agraria, el mar y el sector servicios. Aquella «ciudad de metal» nació con el objetivo de abastecer de aluminio todo el mercado nacional evitando las importaciones, que entonces suponían 3.000 millones en la balanza de pagos. En octubre de 1980, cuando se inauguró, tenía 2.000 trabajadores. Empresa pública en su origen, bajo el paraguas de Inespal, en 1998 la SEPI vendió a Alcoa las empresas de Alúmina Aluminio por 410 millones de dólares. San Cibrao, con sus dos plantas, pasa a ser la «joya europea» de Alcoa.

¿Por qué es tan relevante para A Mariña?

Su peso económico trasciende la comarca. Es el principal enclave industrial de la provincia de Lugo: supone cerca del 35 % de su PIB. La fábrica, a la que hay que sumar la veintena de empresas auxiliares con las que cuenta, genera el 26 % del empleo de la comarca; 1.125 directamente en la fábrica, pero su impacto económico alcanza a unas cinco mil familias. Así, la posibilidad de que Alcoa cierre las plantas condenaría al ostracismo económico, laboral y social a una comarca a la que siempre le ha costado mucho conseguir la atención de las principales Administraciones. Un ejemplo es la autovía del Cantábrico, proyecto del que comenzó a hablarse hace 25 años, aún inacabado, y que curiosamente, deja de lado al principal centro industrial.

¿Por qué el futuro de la factoría depende del recibo de la luz?

Alcoa San Cibrao no es solo un gigante productivo (1.440.000 toneladas de alúmina y 227.00 de aluminio). Sus instalaciones, de más de dos millones de metros cuadrados, la convierten en el principal consumidor energético de Galicia. Su consumo en electricidad, 4.500 millones de kilovatios al año, es cuatro veces mayor que el conjunto de los consumidores privados de la comunidad. Tanto la compañía como el comité de empresa consideran que la energía es una materia prima básica para la producción de aluminio, razón por la que para la supervivencia de las fábricas de Alcoa en España, la energía les tiene que costar menos. El recibo eléctrico supone en torno al 40 % del coste total de las tres plantas de aluminio primario, las dos gallegas de San Cibrao y A Coruña, y la de Avilés. Desde el comité de empresa de la primera reiteran que no piden «subvenciones, sino una tarifa eléctrica que permita competir a nuestro aluminio con el resto de Europa». Desde que en el 2008 se eliminó la tarifa especial para grandes consumidores, Alcoa debe comprar la energía en el mercado libre. El acuerdo actual finaliza el 31 de diciembre. Alcoa pide al Gobierno un marco regulatorio estable que abarca desde las garantías de potencia, a las tarifas de acceso, los peajes y la interrumpibilidad.

¿Por qué se considera una empresa estratégica?

Es una de las cinco empresas con mayor volumen de exportación en Galicia y que más empleo genera. En primavera recortó a la mitad la producción en A Coruña y Avilés, con la aplicación de un ERE. La crisis, el coste de la energía, el precio del aluminio... conforman un caldo de cultivo peligroso para el futuro de esta empresa, con la amenaza de una deslocalización.