Diez mil gallegos viajaron a Madrid sin dormir para manifestarse

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

benito ordoñez

Los funcionarios coparon los buses gratuitos fletados por UGT y CC.?OO.

16 sep 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

La caravana gallega contra los recortes del Gobierno sumó 10.000 manifestantes a la marea de protesta que cubrió buena parte el centro de Madrid durante la mañana de ayer. Esa es la cifra que, a media tarde, agotados y ya de vuelta de la jornada reivindicativa, facilitaban los organizadores de las dos centrales UGT y CC. OO.

Ambos sindicatos fletaron autobuses gratuitos desde diferentes ciudades de Galicia, que salieron a partir de la media noche del viernes hacia la capital (solo de Vigo partieron 16) ocupados, en su mayoría, por funcionarios de las tres Administraciones (agentes de policía local, bomberos, empleados de la sanidad y la educación), aunque también se hicieron visibles otros colectivos de trabajadores privados, como agrupaciones representantes de la construcción naval o de empresas como Alcoa.

«No nos costó ningún trabajo llenarlos, al contrario, tuvimos que frenar la participación y limitar las plazas por falta de recursos», explica Antonio Juste, secretario comarcal de UGT en Vigo, ya de regreso a casa, a la altura de Tordesillas.

«Ha sido un éxito: aunque la Delegación del Gobierno de Madrid se empeñe en dar cifras de participación irrisorias, ahí están las imágenes», afirma el sindicalista.

Entre los manifestantes gallegos destacó la participación de trabajadores de la Xunta, movilizados por el recorte salarial del pasado año pero, sobre todo, por la supresión de la paga extra de Navidad. «Vine en el bus de CC.?OO., pero habría venido igual aunque tuviera que pagarlo de mi bolsillo, si con esto conseguimos que esta gente se entere de que nos están haciendo la vida imposible», afirma Rosana, trabajadora de la Administración gallega en Santiago.

Calor sofocante

«Pueden decir que nos dejamos manipular por los sindicatos. Yo lo que digo es que no me paso una noche entera en un autobús sin pegar ojo ni me expongo a una lipotimia, soportando 35 grados entre una multitud, para hacer un paripé», asegura la funcionaria.

Precisamente el cansancio y el fuerte calor que tuvieron que soportar causó algún susto a alguno de los manifestantes, aunque finalmente no pasó de un pequeño desvanecimiento. «Echamos de menos que, con las altas temperaturas que sabían que iba a hacer hoy y la masiva afluencia, nosotros no contáramos con un dispositivo de emergencia como el que le organizaron a la visita del papa», se lamenta un organizador de la caravana de CC.?OO.

Otro de los colectivos más visibles en la marea de protesta gallega fue el del cuerpo de bomberos. Hasta Madrid se desplazaron efectivos de los parques de Vigo, A Coruña o Santiago, además de otras unidades comarcales. «Ha sido una experiencia muy positiva, aunque las cifras que se están dando no concuerdan con la realidad», asegura Luis Sánchez, bombero del parque de Santiago de Compostela, algo decepcionado por la baja repercusión mediática del esfuerzo realizado. «Vine para expresar el sentimiento de cabreo y la indignación que hay entre la gente. Hay que protestar, porque con tantos recortes nos estamos retrotrayendo a muchos años atrás, y esto es una miseria», afirma.

No llegaron a Colón

Relata que el colectivo de bomberos de toda España tuvo un punto de encuentro común en la manifestación. Ya durante los discursos de los representantes sindicales se llegaron a enfrentar con los responsables de seguridad al intentar cruzar el cerco establecido ante el escenario. Finalmente lograron llegar hasta él para depositar un ataúd en el que habían colocado un muñeco vestido de bombero con la cara del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Además, los bomberos lanzaron petardos e hicieron sonar bocinas entre una multitud que los aplaudió.

Fueron de los pocos de la comitiva gallega que consiguieron acercarse a la cabecera de la manifestación. La mayoría de los participantes no pudieron llegar a Colón y se quedaron a medio camino debido a la masiva afluencia, según relata Antonio Juste. Su regreso a casa estaba previsto para ayer a media noche.