Xulio Rodríguez, agricultor: «Hai que traballar moito, pero volvería a quedar na granxa»

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

PEPA LOSADA

01 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Las cosas no pintan bien para los que trabajan en el campo. Las tarifas del gasoil, los abonos... no dejan de crecer. Mientras, los precios que reciben los agricultores por sus productos no suben, llevan estancados desde hace tiempo. Pero pese a todo hay personas como Xulio Rodríguez que son felices, que les gusta el campo y que, de dar marcha atrás al reloj, «aínda que hai que traballar moitas horas non o pensaría e volvería a quedar na granxa». Fue ya hace veinte años cuando este vecino de Mondoñedo eligió quedarse en la explotación familiar. Tiene tomates, calabacín, lechugas, repollos... todos productos naturales de los que saben de verdad. Porque está convencido de que hay que dar empuje a los productos locales, «hai que potenciar as feiras, que agora están de capa caída, porque son un impulso importante para a economía local», dice. Y más en una zona como A Mariña lucense en la que las salidas laborales se cierran cada vez más. «Agora queda a terra, pero déronse paos de cego con proxectos faraónicos», comenta.

Pese a todo repite que es feliz. «Teño que dicilo porque é bonito». Además no está quieto. Él y otros cinco agricultores de la provincia de Lugo tienen en marcha desde hace ya unos años la asociación conocida como Labregos de Lugo, que distribuye productos de huerta por supermercados, tiendas de fruta, almacenes o incluso particulares. Además en A Mariña está en el colectivo Horta Mariña, que también distribuye bajo esa marca.

Y para dar impulso a la idea de potenciar la feria participa también en los Mercados de Verán, en Mondoñedo. Ahí los agricultores disponen de un punto donde llevan sus lechugas, sus tomates... para que todo el mundo pueda volver a oler el verdadero aroma del campo. El domingo habrá una.

Xulio Rodríguez agricultor

Optó por quedarse en el campo. Aunque trabaja de sol a sol, no se arrepiente

disculpen, yo soy feliz