Galicia confía en esquivar la prohibición del arrastre de fondo y la volanta

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Los armadores creen «intolerable» la propuesta de Bruselas

21 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El sector pesquero gallego no cree que la última propuesta de la Comisión Europea de prohibir progresivamente las artes de arrastre de fondo y volanta dirigidas a la captura de especies de aguas profundas vaya a afectarle especialmente; más que nada porque esa flota prácticamente ha desaparecido de los puertos gallegos. «No sobrevivió a las restricciones que en el 2006 se impusieron a las redes de enmalle -no poder faenar en fondos de más de 200 metros, 600 si es en aguas comunitarias-», señala Juan Carlos Corrás, gerente de Pescagalicia-Arpega. Recuerda que en A Coruña había una docena de barcos que se dedicaban a la gata (cazón), pero el último amarró definitivamente en el 2007.

Si los arrastreros y volanteros gallegos desembarcan maruca azul, besugo, brosmio, pejerrey o algún que otro tiburón, son escasos kilos que llegan en medio de las que son sus especies objetivo: merluza, rape, gallo y cigala. Las especies de aguas profundas «no suponen ni un 1 % de las capturas que realizamos», dice Corrás. Lo admite la propia Comisión Europea cuando justifica su propuesta: que la captura de esas especies es pequeña (34.334 toneladas frente a los 3,5 millones que se pescan en las áreas de regulación de la Comisión de Pesquerías del Atlántico noroeste (NEAFC).

200 pescaderías especializadas

El Ejecutivo especifica que los buques afectados directamente son, sobre todo, «franceses, españoles y portugueses». Y abunda en que no son solo grandes arrastreros que faenan en Hatton Bank y Rockall, con base en Francia, Galicia -ya pocos y casi todos en Vigo-, Asturias y el País Vasco, sino también otros dedicados a la pesca artesanal con palangre en zonas como las Azores, Madeira y Canarias. Admite también que la medida propuesta será un mazazo muy duro para Bretaña y para las 200 pescaderías que están especializadas en especies profundas, pero lo minimiza indicando que «tendría un impacto muy limitado a escala nacional».

Pero más que porque apenas quede flota en Galicia que se dedique a las especies de aguas profundas, el sector confía en esquivar la prohibición que plantea Bruselas porque sea rechazada de plano. Los armadores consideran que la comisaria de Pesca, Maria Damanaki, ha cruzado una línea roja: «Es intolerable [su propuesta]; no se puede asumir por principio; hasta aquí no se había llegado nunca», arremetió José Ramón Fuertes, gerente de la Cooperativa de Armadores de Vigo. Reprocha a la Comisión ese principio de «demonizar artes de pesca» y pretender prohibir el arrastre y el enmalle de fondo para proteger unos fondos vulnerables que no saben ni cómo ni dónde están.

Fuertes incidió en que, en eso, en estudiar los fondos vulnerables, España está a la cabeza. Lo ha hecho en el Atlántico norte (NAFO), en el Atlántico sur (Seafo), en el Atlántico nororiental (NEAFC)... «que haga esos estudios, identifique los ecosistemas vulnerables y, después, con datos científicos, tome medidas para protegerlos y que no venga con serenatas de ONG medioambientalista», espetó.

El bocadillo de jamón

Ese reproche, el de estar dirigidos por «el ecologismo más radical», también lo hace Jesús Etchevers, presidente de la asociación de armadores Arpesco, que gráficamente redundó en lo que sostiene la patronal pesquera Cepesca y que suscribió también Fuertes, que no hay artes buenos y malos, sino malos y buenos usos de las artes: «El arrastre es como todo; una navaja la puedes usar para hacerte un bocadillo de jamón o para seccionarle la yugular al vecino, para lo primero está permitida y para lo segundo, no». Es más, Etchevers sostiene que prohibir el arrastre es un error, porque en los fondos en los que puede usarse, los de arena y fango, es incluso beneficioso»

También el gerente de Pescagalicia-Arpega cree que el paso que ha dado Damanaki es muy peligroso. «Nos preocupa porque se empieza por ahí [proponiendo prohibir el arrastre y la volanta] y no se sabe cómo se acaba».