«Hasta que no vea mi dinero de vuelta no creeré en esta gente»

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

ECONOMÍA

Martina Miser

A raíz del fallo, el cliente asegura estar comenzando a creer en la Justicia

16 jul 2012 . Actualizado a las 18:13 h.

De la mano de Vanessa Vidal, la abogada de Cambados que defiende su caso, José Luis Castro Méndez se ha convertido en el primer cliente de Novagalicia Banco al que una sentencia judicial reconoce el derecho a recuperar su dinero enterrado en las participaciones preferentes. Vecino de Dena (Meaño), tiene 50 años, casado, con hijos, y un puesto de trabajo en un almacén de material de construcción en el municipio de Ribadumia. El fallo del juzgado número 1 de Cambados, recurrible ante la Audiencia Provincial de Pontevedra, condena a la entidad a devolverle 7.560 euros al considerar que el producto le fue ofertado «engañosamente».

-La sentencia considera probado que a usted le falsificaron la firma. ¿No sospechó nada?

-Sí, la firma fue falsificada. En el 2008 el director de la sucursal de Caixanova me había convencido para meter mis ahorros, unos 10.000 euros, en lo que él me dijo que era un plazo fijo. Un año después me compré un coche y quise retirar el dinero para pagarlo todo. Pero él me decía que era una pena, que tenía una hipoteca y que ese dinero era para mí como un colchón. Que ellos me concedían un crédito personal para el coche. Yo, de todas formas, necesitaba 2.400 euros de aquel fondo y es verdad que me lo dieron en dos días. Pero no tenía ni idea de que tenían que vender nada, ni sabía nada de preferentes.

-¿Y no le pareció raro?

-¿Cómo me va a parecer raro si lo que él me había asegurado es que el dinero me lo metían a plazo fijo? Yo tenía aquel dinero en una libreta y quería, no sé, ponerlo a seis meses, por ejemplo, para que rentase algo. En vez de eso él me ofreció otro plazo fijo. «En ese otro te penalizan, pero en este la liquidez es inmediata y tienes el dinero garantizado en tres días», me dijo. Es más, lo escribió de su puño y letra en un original que yo entregué en el juicio.

-¿Cuándo se enteró, entonces, de lo que estaba pasando?

-El año pasado, en octubre. Necesitaba el resto del dinero, esos 7.560 euros, para hacer unas obras en casa. En la sucursal había gente nueva. Me dijeron que volviese el viernes. Y empezaron los problemas. Me dicen que hay un director nuevo, que la interventora está de vacaciones y que hay un problema. Que no me pueden dar el dinero, pero que sí me podían conceder otro crédito. ¡Pero qué crédito si es mi dinero, son mis pocos ahorros!

-La entidad ha cambiado. Hay una dirección nueva, se ha disculpado. ¿Qué le parece?

-Me parece muy bien, pero yo con las disculpas no doy de comer a mi familia, ni pago la hipoteca. Yo pago religiosamente, todos los meses, y bien se encargaron de advertirme lo que podía pasar si no lo hacía. No pueden tensar así las cosas cuando han jugado con años de trabajo y sudor, con los cuatro duros que ahorramos. Yo tengo un sueldo humilde. Con 18 años tuve que marcharme a Suiza a trabajar. Y la hipoteca y el crédito los sigo teniendo con ellos.

-¿Se han puesto en contacto con usted al conocer la sentencia?

-De momento no. Hasta que no vea mi dinero de vuelta, ingresado en la cuenta, no creeré en esta gente.

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