A Marga Conde, de Dodro, la vida le cambió de repente pero en lugar de desesperarse le dio un giro. Del paro dio el salto al cultivo de pimientos
07 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.A lo largo de la carretera que entra en Padrón hay varios puestos de pimientos. Atendiendo uno de ellos está Marga Conde. Sonríe todo el rato. Igual que su hija Marta, que, como no tiene colegio, la acompaña. Quizá ese es el imán que hace que los coches elijan su puesto para pararse. Porque da buen rollo. «Á mañá houbo moita xente porque agora hai moito turismo», explica.
La suya es una historia de optimismo puro. Es de Dodro y hace poco más de un año, junto a su marido, alquiló un invernadero para lanzarse a la aventura de cultivar pimientos. Fue la alternativa al paro cuando el desempleo la cogió, a ella y a su familia, de improvisto. «Empecei a cultivar hai pouco porque non había traballo e probamos cos pementos, tamén coa lechuga. A planta que teño é de Herbón e planto en Dodro», explica. Además cuenta que «de estar tres persoas traballando na casa -el marido, ella y el hijo mayor- fomos os tres para o paro e había que buscar unha alternativa porque estando na casa come o piollo. Cando a vida che da un revés hai que darlle outro». Por ahora la idea no le ha salido del revés. Le va bien. La cosecha es buena y los pimientos que recoge van saliendo todos al mercado. «De momento non tiven que tirar ningún. Aínda onte recollimos tres caixas grandes e catro pequenas», asegura.
Antes nunca se había dedicado a la horticultura, pero no ha tenido problema. «Estou satisfeita mentres dea para ir facer a compra do día», explica. Todavía se quedará un rato más junto a la carretera. Aunque hoy el día ya le ha sonreído.