Finlandia anticipa unas condiciones muy duras a España a cambio de la ayuda financiera para sus bancos

La Voz

ECONOMÍA

Asegura que exigirá avales para los primeros tramos de las ayudas

05 jul 2012 . Actualizado a las 21:07 h.

La ministra finlandesa de Finanzas, la socialdemócrata Jutta Urpilainen, anticipó hoy «unas negociaciones largas y difíciles» con España en torno a las garantías de Madrid a cambio de la ayuda financiera a la banca española. «Representamos la línea dura. Tenemos condiciones estrictas y me parece bien, porque tratamos de asegurar el riesgo de los contribuyentes finlandeses» con su contribución, indicó la titular de Finanzas. Urpilainen explicó que ya ha subrayado ante el eurogrupo que Finlandia no participará en el programa de ayudas al sistema bancario español si Madrid no presenta avales para los primeros tramos del paquete financiero, porque previsiblemente saldrán del temporal Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).

Añadió que, una vez que entre en funcionamiento el permanente Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), aún en trámite de ratificación en los parlamentos nacionales, pese a que debía haber arrancado el 1 de julio, las garantías colaterales no serán necesarias.

La ministra explicó que pese a que Helsinki «quiere resolver la crisis europea», porque va «en beneficio de los contribuyentes, los empleados y los pensionistas finlandeses», no puede suscribir cualquier tipo de acuerdo, porque podría perjudicarles.

Urpilainen, que aseguró desconocer si otros países van a exigir también a Madrid garantías, explicó que las conversaciones con el Gobierno de Mariano Rajoy podrían comenzar en las próximas semanas, cuando se determine la cuantía concreta de la ayuda.

No obstante, indicó que espera tener más datos sobre la ayuda a España en los próximos días, ya que el 9 de julio tendrá lugar una reunión del Eurogrupo donde se va a estudiar el programa para la banca española.

Finlandia ya exigió garantías colaterales a Grecia para avalar los 1.400 millones de euros que el país nórdico prestó a Atenas para su segundo paquete de rescate, lo que creó cierta polémica en la Unión Europea (UE) y la creación de un complejo sistema de condiciones para los países que exigen garantías.