Caballero se queda sin una pata

redacción / la voz

ECONOMÍA

M. Moralejo

El tándem del socialista con Gayoso se remonta a los años ochenta

30 jun 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El 5 de abril del 2002 el catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidade de Vigo Abel Ramón Caballero empleaba sus mejores dotes oratorias y tintes de epopeya para ensalzar el perfil de Julio Fernández Gayoso. El exministro de Transportes, reintegrado en el mundo académico, había aceptado de buen grado convertirse en el padrino del entonces director general de Caixanova en su investidura como doctor honoris causa de la Universidad viguesa. Era la devolución de una moneda en una relación cimentada a finales de los años ochenta, cuando Caballero fue contratado por Gayoso para dar clases los viernes en la Escuela de Negocios de Caixanova.

La entidad financiera pagaba entre 25.000 y 30.000 pesetas la hora a los profesores externos elegidos personalmente por el jefe de la caja, y el socialista era uno de ellos. La financiación por Caixanova de estudios diversos dirigidos por Caballero en su cátedra completaba esa incipiente relación. Los intereses políticos y personalistas de ambos acabarían por forjar el tándem que ahora, con la dimisión de Gayoso, se acaba de desactivar, pero que en los últimos años ha generado la confluencia de intereses de ambos.

Cuando las eternas guerras del PSOE vigués propiciaron la rehabilitación política del ahora alcalde, Caballero no lo dudó, hizo de Julio Fernández Gayoso una de sus patas estratégicas para lograr la alcaldía y mantenerse en ella después. Y el financiero hizo lo propio, necesitado de brazos externos con los que intentar frenar la imparable fusión de las cajas de ahorros gallegas.

Estrategia clara

El tándem siempre tuvo clara su estrategia, que contrarió incluso, antes y también después, una vez formalizada la fusión de las dos entidades, los intereses de los 826 trabajadores de la entidad radicados en Vigo, o a decenas de empresarios olívicos que apuestan por que Galicia siga contando con una entidad propia.

Nada más llegar a la alcaldía, Caballero cumplió uno de los deseos de Gayoso, reducir el coste del proyecto del auditorio de la ciudad, que Caixanova había logrado con Sacyr. Ahora, al nuevo auditorio no le salen las cuentas, por lo que el alcalde acaba de alargar graciosamente en 25 años y cinco millones más la millonaria concesión.

«Si Caixanova no sigue en solitario renunciaré a la reelección», llegó a proclamar Abel Caballero, que convirtió el frente antifusión en su bandera electoral incendiando el sentimiento localista.

Él y la cúpula de la caja de ahorros acabaron organizando la famosa manifestación de los 300.000 vigueses que el regidor creyó ver en la calle, en lugar de los 30.000 que la Policía Local apuntaba que marchaban tras él, cientos de ellos reclutados entre los trabajadores de la caja y sus familiares. «Esas personas fueron las que hicieron que al final ganáramos», diría poco después, cuando según su análisis la fusión no fue otra cosa que la absorción de Caixa Galicia por parte de Caixanova.

Ahora, Abel Caballero pierde con la marcha de Julio Fernández Gayoso uno de sus principales aliados.

En estos momentos le queda eso sí el BNG, que siempre sale en su ayuda cuando lo necesita, y su estrategia de acusar de antivigués al que no sigue sus dictados.