Como no podía ser de otra manera, la sangría en Bolsa de Bankia continuó ayer. Cuando el mercado cerró sus puertas la acción de la entidad se pagaba a 2,13 euros, un 13 % más barata que el pasado viernes, antes de que salieran a la luz los primeros indicios de la inminencia de un plan de saneamiento y de que su expresidente Rodrigo Rato anunciara que abandonaba el barco. En términos de capitalización -valor de mercado- este descalabro se traduce en una merma de 648 millones, hasta los 4.247.
Extraña a los habituales de la Bolsa que ni el lunes, cuando comenzaron a circular los rumores de la salida de Rato, ni ayer, cuando todo el mundo daba ya por hecho que la entidad sería nacionalizada, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) decidiera suspender la cotización de Bankia. Algo habitual en este tipo de situaciones. Dice el regulador que, en este caso, todos los participantes del mercado contaban con la misma información. Curioso porque casi nunca suele ser así. Y llama más la atención si se tiene en cuenta que la mayoría de los accionistas de la entidad son pequeños ahorradores. Unos 400.000.
Los que acudieron a la OPV de julio pasado pagaron a 3,75 euros unos títulos que ahora valen un 43 % menos que por entonces.