Idean un método para clasificar calamares mediante visión artificial

Soledad Antón García
Soledad Antón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

SIMON BALVIS

Ahorraría costes en la criba de tamaños que se hace ahora de forma manual

10 may 2012 . Actualizado a las 11:27 h.

En algún lugar de Vigo, a resguardo de miradas curiosas, se está desarrollando un experimento que, según el presidente de la Cooperativa de Armadores, Javier Touza, «revolucionará la actividad extractiva del calamar si es que termina teniendo éxito».

El ensayo, en el que participan armadores a nivel individual y una empresa gallega de alta tecnología, trata de encontrar una solución técnica eficaz para la clasificación de cefalópodos a bordo de los grandes congeladores. En los caladeros de Malvinas, donde tienen intereses numerosas empresas gallegas, pueden llegar a entrar en la red 20 toneladas de calamares en un solo lance.

Demanda exigente

Explica Touza que en este sector la demanda es particularmente exigente. «Al contrario de lo que ocurre con otro tipo de especies, las cadenas de distribución no se fijan tanto en el peso como en su tamaño. Suelen ser puntillosos en este extremo. Si piden piezas de entre 12 y 14 centímetros, es que los de 11 o los de 15 ya no les valen», dice.

En la actualidad el cribado se realiza de forma manual. Una veintena de personas -«a veces más»- se encarga de esa tarea. Añade que son profesionales cualificados, pero no igual de precisos que una máquina, sobre todo tras cuatro o cinco horas seguidas a pie de cinta. Aunque el experimento se inició hace tres meses, aún no hay conclusiones. Touza prefiere no dar pistas sobre las pruebas. Se limita a explicar que las dudas se centran en si la máquina podrá ser lo suficientemente veloz.

Para realizar el estudio han recurrido a tecnología de la automoción. «Trabajamos con visión artificial. Se hace una radiografía en tres dimensiones del calamar, que determina con precisión sus medidas. Que sepamos, es la primera vez que se hace en el mundo».

Si los resultados demuestran la eficacia del sistema, los armadores que decidieran aplicarlo verían considerablemente reducidos sus costes de explotación.

«Ciertamente, la bajada sería enorme porque se necesitaría mucha menos mano de obra, pero no sería menos importante el hecho de que podríamos dar respuesta al cada vez más exigente mercado mundial», señala Javier Touza.