Otra espantada de Rato, el piloto del «milagro español»

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID / LA VOZ

GALICIA

Tras su sorprendente abandono del FMI, deja Bankia al no poder resistir las presiones

08 may 2012 . Actualizado a las 09:55 h.

rodrigo rato expresidente de bankia

Es su segunda gran espantada. La más sonada fue cuando abandonó por sorpresa el FMI en el 2007, mucho antes de que acabara su mandato, aduciendo motivos personales. Rodrigo Rato renunciaba al cargo de director gerente, con estatus de jefe de Estado, y dejaba colgado al organismo considerado el guardián de la economía mundial, inmerso en plena reforma. Fue una salida no suficientemente justificada, que causó hondo malestar. Ahora deja la presidencia de Bankia, en este caso incapaz de resistir las presiones del Gobierno, el Banco de España, los mercados y el propio FMI, lo que constata el fracaso de su gestión.

Había llegado a la jefatura de Caja Madrid, el núcleo del nuevo banco, en enero del 2010, cuando la institución pasaba ya tiempos muy difíciles. Una decisión que muchos no entendieron, ya que suponía arriesgar su prestigio, ya dañado por su huida del FMI. Demasiado riesgo para alguien que había sido uno de los hombres más influyentes del mundo y, antes, el artífice del llamado «milagro español», como vicepresidente económico de José María Aznar (1996-2004). Durante esa etapa España entró en el euro, encadenó largos años de fuerte crecimiento y se crearon cinco millones de puestos de trabajo, aunque, como recuerdan sus detractores, también se gestó la burbuja inmobiliaria que estallaría tiempo después.

No ocultó que quería ser el sucesor de Aznar. Pero su viejo amigo le propinó el mayor varapalo de su carrera política, que había comenzado en 1979 en las filas de la Alianza Popular de Manuel Fraga. Prefirió al discreto Mariano Rajoy, de perfil más bajo, sabedor de que el gallego nunca mataría al padre. Al contrario, el brillante Rato había aglutinado un nutrido e importante núcleo de seguidores, lo que presagiaba la instauración del ratismo en detrimento del aznarismo. A Aznar tampoco le gustó que se colgara la medalla de los éxitos económicos. Pero puede que fuera su oposición a la guerra de Irak, que luego confirmaría en sus memorias Federico Trillo, el golpe de gracia que le dejaría fuera de la carrera a la Moncloa.

Encajó el batacazo de su vida con entereza, propia de su carácter orgulloso, pese a lo que consideraba una traición, y en el 2004 inició el exilio dorado en el FMI. Un puesto en la cumbre con un sueldo de medio millón de dólares anuales libres de impuestos y un contrato por cinco años.

Es curioso que pese a haber cimentado su fama en la gestión de la economía, Rato estudió Derecho, luego un máster de Administración de Empresas en Berkeley y solo en el 2003 obtuvo el doctorado en Economía. Porque, mucho más que banquero o economista, es un político, que se supo desenvolver como un gran depredador en la oposición a Felipe González, luego como hábil negociador de los pactos con CiU que hicieron posible la investidura de Aznar y finalmente supo capitalizar el éxito de los ocho años de bonanza económica al frente de un sólido equipo.

A sus 63 años, de nuevo se abren incógnitas sobre su futuro, pero él siempre ha descartado con rotundidad su vuelta a la política. Cuando dejó Washington, optó por una nueva vida en el sector privado, con trabajos muy bien remunerados en el banco estadounidense Lazard, Criteria y el Santander. En el 2002, cuando se debatía sobre la sucesión de Aznar, Adolfo Suárez aseguró que Rato no debería ser presidente porque era demasiado «soberbio». Puede que lo fuera, pero el tiempo le ha deparado varias curas de humildad.

Desde que regresó de Washington, siempre ha descartado su vuelta a la política

José Ignacio Goirigolzarri (Bilbao, 1954) es uno de los tipos que más sabe de banca en España, y también uno de los pocos capaces de dirigir la patata caliente de Bankia, aseguran sus acólitos. Goiri, como le llaman sus más cercanos colaboradores y también los que menos lo conocen, quizá por la dificultad de pronunciación de un apellido de fuertes raíces vascas, nació en el seno de una familia «normal», que pudo facilitarle los estudios en la Universidad de Deusto.

Su trayectoria profesional se vincula primero con el BBV, donde ingresó en 1978, y posteriormente con el BBVA, entidad de la que salió tras 31 años en plantilla en septiembre del 2009 con una jubilación anticipada de 52,49 millones (tres millones brutos al año). Conoce bien las áreas de planificación estratégica y banca comercial. Fue él el hombre de el libretón, con el que la entidad captó 750.000 clientes. También fue el que logró la implantación del banco en América Latina y Estados Unidos.

Llegó a consejero delegado del segundo banco de España y uno de los más globalizados del mundo. Estaba llamado a ser el primero de la entidad. Pero no lo consiguió porque el gallego Francisco González decidió ampliar su mandato. Fue entonces cuando Goirigolzarri optó por irse.

¿El nombramiento de José Ignacio Goirigolzarri en Bankia tendrá como objetivo fusionarla con el BBVA? No, dicen los expertos, porque si esa unión estuviese entre los objetivos del Gobierno no hubiesen elegido a este hombre que es «enemigo» de González.

Goiri tiene un perfil muy técnico. Se le considera un hombre con carácter para solucionar el «entuerto» de Bankia, ya que es capaz de crear equipos, cosa que Rodrigo Rato, le achacan en el sector, no supo hacer porque «Bankia era él».

El nuevo directivo de la institución madrileña es de carácter afable, que incluso deja entrever en las reuniones más importantes. Es exigente y no le gusta la superficialidad. Le molesta la improvisación y le gusta el método.

Entre sus defectos, las largas jornadas de trabajo que es capaz de llevar día tras día. Entre sus virtudes, «ir a muerte» con cualquier proyecto con el que se haya comprometido.

Su buen hacer en el ámbito bancario también es conocido en instancias financieras y políticas de Galicia.

Está casado y tiene dos hijos. Consideran que Goirigolzarri es sencillo en su día a día. Le gusta la lectura y disfruta dando largos paseos por la montaña, pero sobre todo es un apasionado del Athletic de Bilbao, que «defiende y sigue a muerte». Tiene una relación muy estrecha con el presidente Josu Urrutia, dispuesto a comentar con él cada partido.

Cuando salió del BBVA no dejó de mantenerse en activo, aunque un tanto alejado del mundo de las finanzas. Intentó «desintoxicarse». Creó un blog (goirigolzarri.com) y en el 2010 constituyó la fundación Garum, un proyecto que intenta promover el mundo de los emprendedores y el intercambio de conocimientos a través del software libre.

En la actualidad, es consejero de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), cargo que desempeña desde el 2004, Patrono de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) y vicepresidente de Deusto Business School.

En los próximos días desembarcará en Bankia, donde se prevén cambios inmediatos en la organización de la entidad.

José I. Goirigolzarri próximo presidente de Bankia

De perfil técnico, tiene la virtud de ir a muerte con los proyectos comprometidos