Las pesquerías de jurel y rape se reabren para más de 4.000 barcos de bajura gallegos

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La reapertura alivia una situación que complicaba el trabajo a más de 4.000 embarcaciones de artes menores y de cerco

03 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El cambio de trimestre permite poner el contador a cero en aquellas pesquerías para las que se estableció un reparto trimestral de la cuota concedida para el 2012. La del jurel es una. La del rape, otra. La de la merluza también, pero en este caso, afortunadamente, el cupo no se agotó antes de acabar los 90 días de campaña, como sí ocurrió con las otras dos especies y la xarda, para la que se ha optado por una dosificación semestral.

La reapertura de estas pesquerías alivia una situación que complicaba el trabajo a más de 4.000 embarcaciones de artes menores y de cerco, en especial a aquellos barcos que operan con rascos, que con el cierre del rape, primero, y de la xarda, después, se quedaron privados de especies que poder capturar.

Cuota insuficiente

Pero el bálsamo es liviano. Desde la Federación Galega de Confrarías sostienen que los problemas volverán a repetirse este trimestre, porque la cuota concedida a las artes menores «é claramente insuficiente». Por eso insisten en que es necesario reformular el reparto de cuotas por artes de pesca que aprobó el anterior Gobierno: «Xa pasou o período experimental e este demostra que os que pescan máis son os que menos cupo teñen», explica Xoán López, secretario de la federación gallega. Y es que, como se expuso en la reunión que las agrupaciones de cofradías de todo el Cantábrico Noroeste mantuvieron en Gijón hace unas semanas, es llamativo que para la bajura se haya cerrado el cupo de rape y de xarda y que el arrastre solo haya consumido el 25 %, algo indicativo de que la distribución no se ajusta a la realidad de cada flota. Otra cuestión que consideran que les perjudica es el exceso de celo del Ministerio de Agricultura que, aduciendo serias dificultades para llevar un cálculo de lo que consumen las artes menores, deciden cierres «a ollo», cuando consideran que ya se ha alcanzado el 70 %. Un sistema demasiado «rudimentario e tercermundista», a juicio de los pescadores gallegos, cuando está en juego la economía de miles de familias a las que un cierre precipitado pueden descolocar rápidamente.