Tras una semana marcada por el endurecimiento de la reforma laboral en el Senado, los recortes en la prórroga de los 426 euros para parados sin cobertura y los anuncios de Corbacho sobre cambios en el cálculo de las pensiones, Toxo advierte que es la antesala de más recortes.
-¿Es justificable el recorte en la ayuda de 426 euros?
-Está inserto en la misma lógica de contención del gasto. En el debate sobre el estado de la nación se ven obligados a aprobar una resolución, a propuesta de IU, de mantenimiento de las ayudas de 426 euros y buscan la manera de cumplirla, pero no, y les quitan la posibilidad de acceder a esas ayudas a personas de entre 30 y 45 años sin cargas familiares. La obligación de un Estado democrático avanzado es garantizar el empleo o garantizarle un mínimo de subsistencia a su ciudadanía. No entiendo cómo se puede renunciar a ello y penalizar a una franja de la población que está en paro no por gusto, cuando el ahorro serán 100 millones.
-Sostiene que el enfoque está equivocado...
-Claro. Se han acomodado a una forma de entender las cosas que los lleva siempre a plantear recortes. Renuncian así a la mejora del modelo económico español, y este es el sentido último de la reforma laboral; renuncian a mejorar la calidad del empleo, y esto es lo que determinará el futuro de la Seguridad Social, y se adentran en una dinámica, de la mano de esa teoría neoliberal de que Europa no puede competir en un mundo de economía globalizada manteniendo el Estado del bienestar que implica la reducción de este.
-A un mes de la presentación de los Presupuestos, ¿cómo ve los apoyos?
-Creo que se está preparando el terreno para nuevos recortes, como creo que la incursión brutal contra los desempleados en el debate del Senado puede ser el anticipo de algún nuevo recorte en materia de protección al desempleo. El Gobierno no lo va a tener fácil. Pero más allá del apoyo, habría que ver qué Presupuestos necesitamos y para qué. Deberían venir precedidos de un debate fiscal de entidad. Y si no están en condiciones de abordar una reforma fiscal profunda, al menos que recuperen las figuras que suprimieron, la potencia recaudatoria de Sociedades y persigan el fraude.