La democracia participativa tiene coste

P. V. LALÍN / LA VOZ

SILLEDA

El Concello deberá cubrir, solo considerando el personal de las mesas y los plenos, un gasto de 10.000 euros

05 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En la última campaña electoral el PSOE de Silleda habría podido incluir en sus compromisos el de que si ganaba cambiaría la sede del consistorio. Si ganaba, lo cambiaba y listo. Pero en los tiempos que se viven no están las cosas para arriesgar unas elecciones con propuestas controvertidas. Mejor, se recurre al espíritu de democracia participativa y a la propuesta se le añade que eso solo se hará si el pueblo quiere y lo respalda en las urnas dispuestas expresamente. Además, se justifica en decisión de calado, se justificó siempre. Y muchas cuestiones más que encajan en la gestión de un gobierno que saneó las cuentas municipales e hizo del color rojo, negro, que en economía es pasar del no ser al ser.

En ese sentido nunca el gobierno quiso explicar cuanto cuesta el proyecto de llevar las dependencias municipales del viejo consistorio a la Casa da Cultura. Si el pueblo dice si, se invertirá en ese capítulo y si dice no, ya no es preciso invertir. Además, será la gestión de este gobierno la que resuelva esa inversión buscando financiación y no endeudando al Concello más allá del tiempo de mandato legislativo, plazo en que podrá recuperarse.

El gobierno ya hizo la campaña, sin quemarse, en todo Silleda. Será el pueblo quien decida si lo que se predica de necesidad de unificar los servicios dispersos procede o no.

Y mientras, todo va marchando como una balsa hacia el referendo que dejó a Silleda como referente en España al autorizarlo el propio Consejo de Ministros.

Todo va como una balsa porque apenas hay rebufos ni controversias con la propuesta socialista salvo en los posicionamiento iniciales de la oposición o de una cualificada vecina que mostró su rechazo público a la idea.

Pero después del Consejo de Ministros vino el decreto de la Xunta. Ahí apareció por primera vez la palabra «gastos» y que corresponde asumirlos al Concello.

Está claro que apostar por una democracia participativa a medida, implicándola hasta llevarla a las urnas para decisiones que superan al gobierno, tiene su precio y sus costes.

Hay parte ya cuantificable. Se activan 16 mesas electorales. En cada una habrá tres trabajadores municipales y cada uno cobrará 180 euros (o tres días libres). La matemática señala que ese despliegue laboral suma 8.640 euros. También es preciso realizar dos plenos. Uno este lunes y otro tras las elecciones del 4 de junio. Cada pleno tiene coste de 675 euros por asistencias. Solo plenos y personal suman solos 10.000 euros (9.990 euros). Pero es solo lo medible. Se anunció un envío informativo a cada casa de Silleda, y tiene un cote. Las papeletas también y sobre todo si se piensa que se destinan a unos siete mil vecinos. El operativo de puesta a punto de los locales electorales, previos y posterior al referendo también cotiza. El trabajo de la Xunta Electoral, el de funcionarios con dedicación a este asunto y otros frentes relacionados con la campaña y vigilancia como puede ser el trabajo de la policía local si llega o hace horas, también tiene precio. El pleno del lunes se presenta muy ilustrativo para saber si todos estos supuestos son computables a las arcas del Concello.

Independientemente del futuro coste del proyecto si prospera ¿cuánto cuesta hacer un referendo? ¿Para que vale el voto en las municipales si quien gobierna no incluye los temas calientes y los gestiona con el presupuesto municipal?». Pues bien todo esto, así de crudo, se disipará en la nada si el gobierno presenta estudio positivo de gasto y ahorro con la medida propuesta. Fácil.