Una peregrina de origen polaco afincada en Vigo reestrenó el albergue de A Laxe

LALÍN

miguel souto

Las instalaciones de Lalín abrieron de nuevo sus puertas tras más de dos meses y medio de cierre

19 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Por la mañana se daban ayer los últimos retoques, tras la limpieza a fondo del albergue de A Laxe, en Bendoiro, el pasado martes. Ajetreo para tener todo dispuesto y reabrir unas instalaciones que permanecían cerradas al público desde el día 1 de marzo. La jubilación de la persona encargada de atender el recinto, cuyo salario pagaba el Concello de Lalín y la imposibilidad municipal de cubrir esa plaza, motivó que se dejase de prestar ese servicio. Y se demoraron las gestiones entre el gobierno local y la Xunta para que esta última Administración asumiese el funcionamiento del albergue. No faltó controversia en este proceso, con el convenio que regía la gestión municipal caducado desde hace años, dilatándose en el tiempo y generando problemas a los peregrinos que se encontraban cerrado A Laxe. Tenían que ser trasladados a otros hospedajes o incluso a casas particulares.

Durante la pasada jornada no faltó tampoco la presencia en el albergue lalinense de personal de la Sociedade Anómica de Xestión do Xacobeo para supervisar que la empresa encargada de la gestión tuviese todo en perfecto orden del revista. Ya por la tarde llegaba la primera peregrina a Laxe después de 79 días sin que funcionasen las instalaciones. En concreto se trataba de una mujer de origen polaco, aunque afincada desde hace unos diez años en Vigo.

La primera peregrina que reestrenó el albergue llegaba a Bendoiro realizando una etapa de la Vía da Prata, procedente de tierras ourensanas. Desconocía que se iba a convertir en la primera cliente después de tanto tiempo de cierre, ya que había previsto esa parada en su ruta a Santiago sin saber si estaba abierta o cerrada esta instalación.

El debate surgido entre Concello y Xacobeo incluso había suscitado la posibilidad de que el gobierno local reclamase cantidades adeudadas por la gestión del albergue. En concreto los pagos realizados por los peregrinos por sus estancias durante los últimos cuatro años. El edil de Turismo, Francisco Vilariño, había apuntado a principios de marzo que el Concello nunca llegó a percibir los dos tercios por las pernoctaciones de viajeros en la instalación, como recogía el contrato suscrito en el 2001.