Acaba el «ardiente» julio en Lalín

LALÍN

31 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Con las brasas aún sin extinguirse por el caso Corpiño, encauzando de nuevo el discurrir más plácido aunque nunca tranquilo -más complicado en un gobierno de integración o cuatripartito, escojan ustedes la acepción que más les guste, la segunda no convence al regidor- de la labor diaria de gestionar el concello, de atender peticiones por doquier o de quitarse de encima a algunos en busca de enchufe -Cuíña dixit- la política volvía a incendiarse en Lalín. Acabamos un julio «ardiente» en la casa de todos, ahora de uno menos, en espera de suavizarse la temperatura. No sabemos si ya regresó por el castro tecnológico o Juan José Cruz dejó un margen prudencial de tiempo para no dejarse ver en demasía tras explosionar una bomba de calado. Tanto en una visión cortoplacista de su efecto como para el resto del mandato.

La decisión del ya exedil de CxL, con su petición de pase al grupo de no adscritos, generó debate, cruce de críticas, de peticiones de dimisión,... Hervía el caladero político lalinense tras saltar el pez inesperado, quizás demasiado apretado por la red que supone gobernar bajo parámetros tan distintos de los objetivos personales, cuando toca mirar el destino de cada euro. El efecto inmediato ya lo conocemos todos. El gobierno local se queda en minoría y se abría la segunda crisis significativa en menos de un año, tras la de APAC-BNG por la dedicación exclusiva frustrada para Francisco Vilariño. Pero tras el «ardiente» julio será cuando comencemos de verdad a conocer el alcance del inesperado movimiento, al menos para sus hasta hace poco compañeros, de Juan José Cruz.

Tocará pronto comenzar la preparación de los presupuestos municipales para el 2017. Quizás con alguna gestión en agosto, pero sin duda con su análisis ya en serio en el arranque de septiembre. Rafael Cuíña ya avanzó su intención de sopesar apoyos con el PP e incluso sin descartarlos para el tema de más calado cada año como son las cuentas para el siguiente. Sin duda se abre un período de mucho diálogo, de cintura como se diría a la vieja usanza, de eso que tanto echamos de menos en la política nacional tras dos elecciones generales. ¿Ocurrirá lo mismo en el ámbito lalinense? Los precedentes no son buenos, con exacerbada crítica a las rémoras del PP por parte del actual gobierno local. Todo hay que decirlo, más matizadas en los últimos tiempos. Y me pregunto ¿qué ocurriría si a la oposición le da por hacer piña? ¿Y si los populares retoman su aspiración de la rebaja del tipo del IBI al 0,4? Las pinzas ya se vivieron este mismo año en otros concellos del cambio, como Santiago, donde PSOE-PP obligaron a Martiño Nogueira a bajarlo. Si julio ardió, podemos tener otoño «ígneo».